Dice el periodista en El Espectador que una de las primeras decisiones que tomó Peñalosa al asumir el mandato fue derogar el Decreto 562 de 2014, expedido por Gustavo Petro, que cobraba a los constructores un impuesto de plusvalía.

“La plusvalía es una contribución que se cobra exclusivamente a los privados propietarios de suelo cuando se les autorizan usos más rentables o mayor edificabilidad en un terreno”, precisa Akerman.

Con eso, afirma el columnista, el alcalde de Bogotá les “regaló una importante suma de dinero” a los constructores que financiaron su campaña.

Y enseguida ejemplifica el supuesto favor concedido al gremio de los constructores con lo que pasó con la torre Bacatá, en el centro de la ciudad, con la aprobación del POT del año 2000, durante su primera administración.

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Pagó cero pesos por cargas y cero pesos por plusvalías. Por eso era obvio que, a los constructores y a sus gremios, no les gustara el Decreto 562”, que además contemplaba invertir esos recursos en vías, parques, alcantarillados, canchas, etc, en el mismo sector de la obra, agrega Akerman.

Así las cosas, se volvió a la situación anterior que permitía hacer grandes torres sin pagar nada a la ciudad” una situación que, según el columnista, es “un silencioso y fuerte detrimento patrimonial oculto detrás de una maraña de consideraciones técnicas”.