El ingreso mínimo incluye el salario (392.646 bolívares) y un bono de alimentación (915.000 bolívares), que representa 70 % del total, y no genera prestaciones sociales.

El ingreso mínimo —que ya había sido aumentado el primero de enero— alcanza hoy para comprar poco más de tres kilos de carne de res por la desbocada inflación, que según el FMI podría escalar a 13.000 % al cierre de 2018.

“Seguimos defendiendo el ingreso, la estabilidad laboral y la creación de empleo para proteger a nuestro pueblo (…) en la guerra que tenemos contra los especuladores, los ladrones”, afirmó Maduro en una transmisión por Facebook Live.

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El dictador y candidato a la reelección en los comicios anticipados del próximo 20 de mayo, reajustó el ingreso mínimo cinco veces en 2017, y este jueves sugirió que vendrán más aumentos.

Unos 13 millones de trabajadores devengan salario mínimo o reciben el llamado ‘cesta ticket’, sobre una población económicamente activa de 19,5 millones, según el gobierno.

Venezuela enfrenta una severa escasez de alimentos y medicinas, debido en gran parte a un drástico recorte de las importaciones por las bajas cotizaciones del petróleo en los últimos años.

El crudo aporta 96 % de los ingresos del país, por lo que el Estado, que monopoliza las divisas, redujo su asignación al sector privado empujando al alza, según analistas, el dólar negro con el que se importan varias mercancías.

Los expertos critican los aumentos salariales del gobierno por considerar que no van acompañados de medidas para reactivar el ruinoso aparato productivo.

“¿El gobierno tomó alguna decisión para mejorar los niveles de producción?”, cuestionó Henkel García, presidente de la firma Econométrica, al comentar el reajuste.

AFP