La identidad y la economía del Quindío se construye a partir de la cultura cafetera cuyo origen data de la colonización antioqueña. A lo largo de los años el cultivo de café ha configurado la idiosincrasia, el paisaje y las actividades de los habitantes de esta zona de Colombia.

En el año 2011 el Comité de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, reconoció en su Lista de Patrimonio Mundial el Paisaje Cultural Cafetero, el cual reúne 47 municipios de los departamentos de Quindío, Risaralda, Caldas y Valle del Cauca.

Sin embargo, aunque la identidad quindiana se fundamenta en el café, en los últimos años ha habido una disminución significativa en el número de hectáreas en las que se cultiva café a causa de diversos factores. Expertos hablaron sobre el asunto.

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En el departamento, los sectores en los que mayor producción de café hay son los municipios de la cordillera: Pijao, Buenavista, Génova y Córdoba. También en Calarcá, hay una producción importante.

Alrededor de 5.000 familias se ven beneficiadas por los cultivos de café, según cifras de la Cooperativa de Caficultores del Quindío. Por la variedad de climas y de terrenos, el café del Quindío alcanza altas calidades y ofrece una variedad amplia de tipos de café caturro, borbón, variedad Colombia, entre otros.

Hace unos 30 años el Quindío llegó a contar con más de 60.000 hectáreas de cultivo que se han visto disminuidas. “En el último periodo, 3 o 4 años, se ha detenido la pérdida de hectáreas, veníamos perdiendo 1.000 hectáreas al año” sostuvo Fabián Torres, presidente del Comité de Cafeteros del Quindío y caficultor.

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Frente al número de hectáreas que se encuentran en este momento en el departamento y algunos problemas que afectan al café; Yermaín Restrepo Castaño, coordinador de sostenibilidad y cafés especiales de la Cooperativa de Caficultores del Quindío explicó:

“Al cierre del año 2021 el departamento del Quindío contaba con un poco más de 18.800 hectáreas sembradas en café, según cifras de la Federación Nacional de Cafeteros distribuidas en todos los municipios, donde el cultivo está establecido en fincas desde los 1.200 metros sobre el nivel de mar hasta fincas de 2.000 metros. En la actualidad una de las mayores problemáticas que enfrenta la caficultura es el cambio climático, se han extendido los periodos de lluvia, lo que afecta las floraciones en las plantaciones y por ende la productividad del departamento, además otro factor que ha venido afectando este importante renglón es el incremento en el precio de los insumos para el sostenimiento de los cultivos y finalmente la poca disponibilidad de mano de obra y el envejecimiento de la población rural”.

También sobre este punto, Restrepo Castaño, explicó: “La cadena de producción inicia desde la plantación o establecimiento del cultivo de café en las fincas, todas las labores influyen para llegar a la cosecha esperada. Posterior a esto se pasa al beneficio tradicional o de procesos en los que el café se despulpa, se fermenta, se lava y se seca, para lograr un café pergamino seco con condiciones ideales para venderlo. La cadena continúa con el exportador, el importador o tostador y el cliente final”.

Diagnóstico

Son diversas las problemáticas que han afectado el café. Para el presidente del comité, en este momento el problema se debe a la baja productividad por factores climáticos.

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El invierno no ha permitido que el árbol se desarrolle como debe ni que haya florescencias adecuadas. En el 2021, la cosecha bajó, pero este año bajará más. Ha disminuido alrededor de 20 o 40 % en comparación con el año anterior.

“A nivel nacional hay más o menos un 20 % de menor producción. Hay muchas oportunidades que ofrece el Comité de Cafeteros del Quindío, gobernación, la Cámara de Comercio, la Universidad del Quindío, el Sena y otras instituciones que brindan alternativas para promocionar el café del Quindío”.

Por su parte, Restrepo Castaño hizo énfasis en que el café siempre fue, es y seguirá siendo el renglón agrícola más importante en el departamento del Quindío.

“Se ha notado que las diferentes instituciones, como la Cooperativa de Caficultores, y otras como el comité de cafeteros, la gobernación, el Sena, la universidad del Quindío están articulando acciones y proyectos para generar sostenibilidad. Se debe apostar a generar consistencia en la calidad del café, lo cual muchos productores ya vienen generando, visibilizar la cultura, la mujer cafetera, los jóvenes y las acciones para mitigar el cambio climático desde la cadena de valor. Esto viene cautivando nichos de mercado que pagan diferenciales que hacen parte del abanico comercial en el mundo del café”.

José Santos Hernández Pérez es economista, docente universitario y director del Grupo Gestión de la Innovación. Desde su experiencia considera que para hacer una mirada hacia el panorama actual, es necesario tener en cuenta que “desde el punto de vista de la oportunidad de negocio del café, este es un producto de mucha demanda a nivel nacional e internacional. Los precios, además, están por encima del histórico, el consumo ha venido creciendo. No obstante, la producción y oferta de café revela otras cosas. El volumen de producción es preocupante porque ha venido decreciendo. Esto no tiene sentido en un territorio culturalmente cafetero. Esto impacta la vida económica del territorio.

En el Grupo de investigación hemos identificado una serie de problemas generales. Sin embargo, esas no son las verdaderas causas. Una mirada más a fondo nos permite revisar qué es lo que le da vida a la cultura cafetera. Los sistemas de producción y las formas como entendemos este negocio se alejan un poco de la lógica y filosofía de la verdadera agricultura, el campo no es una empresa normal, tiene unas condiciones distintas a cualquier tipo de empresa”.

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Discusión

Según algunos expertos, impera mirar más allá de los problemas generales mencionados relacionados con el clima, insumos y mano de obra para llegar a una solución.

Hernández Pérez expuso: “En el Quindío el 90 % de la comida que se consume viene de afuera. En temas de soberanía alimentaria somos muy vulnerables. Los modelos de producción que se implementan después de la crisis cafetera, en los que el cultivo de café dejó de ser un cultivo asociado a ser monocultivo. Este último tiene una alta dependencia de insumos externos y eso tiene en vilo la agricultura del mundo, esto demuestra que es insostenible por lo que se hace necesario iniciar una transición.

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También se hace necesario establecer cadenas de producción. Estas nos ayudan a entender de qué manera los productores pueden ingresar al negocio del café. Una cosa es quien produce café y otra quien lo vende, allí los productores han estado ausentes. Se ha intentado vincularlos para que ellos hagan procesos de transformación y tostión, eso es importante sin embargo esto no garantiza que todos puedan hacerlo. De los procesos de transformación hacia adelante la actividad cobra una rentabilidad importante, no obstante, la actividad primaria de producción no genera la misma rentabilidad. 

Este ejercicio es una deuda que tenemos, nosotros creemos que puede garantizar la participación de todos los agentes de la cadena de una manera más proporcional. El marco normativo está, falta la iniciativa. No es terminar con el modelo de revolución verde de golpe, pero ya vimos que este es insostenible, necesitamos ver otras opciones para que la agricultura sea una actividad rentable”.