Qué significa que a alguien no le gusten los abrazos, según psicología: no es hipocresía

Hay situaciones de protocolo como eventos políticos y demás en los que gestos como abrazos son frecuentes, pero parece oportuno resaltar a quienes no les gustan este tipo de expresiones y las razones detrás.

¿Por qué hay personas que no les gustan los abrazos?

La aversión a los abrazos puede tener diversas raíces psicológicas. Aunque los abrazos son generalmente considerados como una expresión de afecto y cariño, algunas personas pueden sentir incomodidad o rechazo ante este tipo de contacto físico. Aquí, algunas posibles explicaciones:

• Experiencias pasadas: experiencias traumáticas o negativas relacionadas con el contacto físico pueden causar una aversión a los abrazos. Por ejemplo, un abuso infantil o una crianza en la que el contacto físico no era común pueden influir en la percepción de los abrazos en la edad adulta.
• Personalidad introvertida: las personas introvertidas suelen valorar más su espacio personal y pueden sentirse incómodas con el contacto físico cercano.
• Ansiedad social: la ansiedad social puede llevar a evitar situaciones sociales, incluyendo el contacto físico.
• Trastornos sensoriales: algunas personas con trastornos sensoriales pueden experimentar una sobreestimulación sensorial al ser tocadas, lo que les provoca incomodidad o incluso dolor.
• Cultura y educación: las normas culturales y la educación recibida también influyen en la forma en que se percibe y se responde al contacto físico. En algunas culturas, el contacto físico es menos frecuente y puede ser visto como inapropiado.

Es importante recordar que cada persona es diferente y que la aversión a los abrazos puede tener múltiples causas. Si se conoce a alguien que no disfruta de los abrazos, es fundamental respetar sus límites y no presionarlo para que se comporte de una manera que le resulte incómoda.

¿Qué dice la psicología sobre los abrazos?

La psicología revela que los abrazos son mucho más que un simple gesto de afecto. Son una poderosa herramienta de comunicación no verbal que influye en nuestro bienestar emocional y físico de manera significativa.

• Reducción del estrés: los abrazos estimulan la liberación de oxitocina, una hormona que actúa como un calmante natural, reduciendo los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y promoviendo la relajación.
• Fortalecimiento de los vínculos: los abrazos crean un sentido de conexión y pertenencia, fortaleciendo los lazos afectivos con nuestros seres queridos.
• Aumento de la autoestima: sentirnos abrazados y queridos nos hace sentir valorados y aumenta nuestra autoestima.
• Mejora del estado de ánimo: los abrazos estimulan la producción de endorfinas, neurotransmisores asociados con la felicidad y el bienestar.
• Reducción de la ansiedad: el contacto físico reconfortante de un abrazo puede ayudar a calmar la ansiedad y la angustia.

Los abrazos transmiten emociones y mensajes de apoyo sin necesidad de palabras. Desde bebés, se busca el contacto físico como una forma de seguridad y protección.

¿Cuánto tiempo se debe abrazar a alguien?

La duración ideal de un abrazo es un tema que ha sido objeto de diversas investigaciones y opiniones. Si bien no existe una regla universal, los expertos sugieren que un abrazo de al menos 20 segundos puede ofrecer una serie de beneficios para nuestra salud emocional y física.

Durante un abrazo de esta duración, se produce una liberación significativa de oxitocina, conocida como la ‘hormona del amor’. Esta hormona tiene efectos relajantes, reduce el estrés y fortalece los vínculos sociales.

Además, los abrazos también estimulan la producción de endorfinas, que son neurotransmisores que generan sensación de bienestar y felicidad.

Beneficios de un abrazo de 20 segundos:

• Reduce el estrés: los abrazos ayudan a disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
• Fortalece el sistema inmunológico: la oxitocina liberada durante un abrazo puede fortalecer el sistema inmunológico.
• Mejora el estado de ánimo: los abrazos aumentan los niveles de serotonina y dopamina, neurotransmisores asociados con la felicidad.
• Fomenta la conexión social: los abrazos fortalecen los vínculos afectivos y promueven la sensación de pertenencia.
• Reduce la presión arterial: los abrazos pueden ayudar a disminuir la presión arterial y mejorar la salud cardiovascular.

*Este artículo fue escrito y curado por periodistas del equipo de redacción, con apoyo de una inteligencia artificial que utiliza ‘machine learning’ para producir texto.