Bogotá
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Hoy, más que de libros, les hablaré de la importancia de las palabras desde que nacemos.
Hace unas semanas, por una casualidad de la vida, conocí una Revista de literatura infantil, la Revista Cucú, y de paso, conocí a la fundación que hace de ella una realidad, la Fundación Cucú. Se trata de un maravilloso grupo de personas que, con grandes esfuerzos, publica revistas coleccionables, de alta calidad, para promover la lectura en la primera infancia, juntando a padres e hijos en esta aventura. Hablar con Patricia Mourraille y Ricardo Ramírez, la directora y uno de los fundadores, es soñar con una sociedad mejor.
Un niño, una niña, que conozca el significado de las palabras, de muchas palabras, contará con una herramienta importante para comprender mejor su entorno, entender fácilmente conceptos a la hora del aprendizaje y estar en situación de ventaja cuando comience su escolaridad.
Esto fue lo que me contaron:
Hagamos cuentas. En media hora de conversación animada entre un adulto y un niño, ¿cuántas palabras se intercambian? Supongamos un número bajo: unas 60 palabras por minuto. Serían entonces cerca de 2 mil palabras. Solamente en ese ratico.
Algunos estudios (por ejemplo, en 2015, Thirty Million Words: Building a Child’s Brain – Dana Suskind), han hecho estimaciones comparativas de la cantidad de palabras que escucha un niño en sus primeros cuatro años de vida y han llegado a concluir que un niño, al que se le conversa y se le lee regularmente, puede escuchar treinta millones de palabras más que un niño que crece en un ambiente que podemos llamar “callado”.
La lectura comprensiva se inicia desde muy temprano y los adultos acompañantes debemos aprovechar cada párrafo para extenderlo en conversaciones y explicaciones complementarias. Esta es la mejor forma de acostumbrar a los niños a profundizar en los textos y a ir más allá de la simple lectura de frases y párrafos.
En los países con menos oportunidades, un 80% de los niños que terminan la primaria no tienen buena comprensión de lectura, lo que les dificultará tener un mejor rendimiento escolar. La capacidad de absorber un relato, y penetrar en todo lo que contiene, se puede enseñar desde muy temprano y resulta del verdadero interés de los adultos acompañantes en la lectura.
Las consecuencias de la conversación y la lectura frecuente por parte de los padres se notan claramente en la forma en que los niños de cuatro años llegan a la escuela preescolar con muchísimas ventajas para comunicarse y aprender. Esta diferencia podría resumirse en una sola frase: es el poder de las palabras de papá y mamá.
Algunas sugerencias.
Todos los niños merecen alcanzar su máximo potencial. Esto no comienza en el primer día de escuela, sino en el primer día de vida y son los padres claves esenciales para que puedan lograr el máximo nivel en su desarrollo intelectual, productivo y creativo.
Hay millones de cosas para decir. ¡Conversemos!
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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.
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