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Jueza Vivian Polanía estaba casada: él es el papá de su bebé recién nacido y hay evidencias
La reflexión la hizo el abogado Carlos Ramos, quien conoció a la jueza y pide que se investiguen las presiones a las que fue sometida por su vida personal.
La muerte de la jueza Vivian Polanía, ocurrida el 17 de diciembre de 2025 en su apartamento en Cúcuta, Norte de Santander, ha provocado una profunda conmoción y un debate que va más allá de las circunstancias de su fallecimiento. La funcionaria judicial fue hallada sin vida junto a su bebé de apenas dos meses, quien se encontraba con vida y fue trasladado a un centro asistencial, donde permanece bajo observación médica. Las autoridades avanzan en la investigación para esclarecer las causas del deceso, que preliminarmente se han relacionado con un posible suicidio o una sobredosis, aunque por ahora no hay una versión oficial.
En medio del impacto, distintas voces han recordado no solo los episodios polémicos que rodearon a Polanía, sino también las denuncias que ella misma hizo sobre acoso laboral y hostigamiento dentro del sistema judicial. Una de las reflexiones más fuertes fue expresada por el abogado y líder de derechos humanos Carlos Ramos, director de la Red Departamental de Derechos Humanos, quien cuestionó el tratamiento mediático y social que recibió la jueza.
“Lamento la muerte de la jueza Vivian Polanía; las primeras versiones hablan de un posible suicidio o sobredosis. A su lado estaba su bebé de apenas dos meses, vivo. La única noticia que, en medio de la tragedia, no rompe del todo el pecho”, escribió Ramos. En su mensaje, subrayó que, aunque el país la recordará por los escándalos que la convirtieron en “titular fácil”, quienes compartieron espacios con ella conocieron “lucidez, conciencia social y una inteligencia que no cabía en el molde”.
Polanía fue ampliamente cuestionada por su forma de vestir y por el contenido que publicaba en redes sociales, lo que derivó en señalamientos sobre su idoneidad como jueza. A esto se sumaron episodios que generaron gran exposición pública, como una audiencia virtual en la que apareció fumando y con poca ropa, y un video grabado durante una fiesta en el Palacio de Justicia de Cúcuta, donde se le vio bailando junto a un hombre que presuntamente realizaba un show erótico.
Sin embargo, la jueza sostuvo en varias entrevistas que esas situaciones desencadenaron un ambiente hostil dentro de la Rama Judicial. En diálogo con la revista Semana, denunció haber sido víctima de acoso laboral por parte de sus colegas. “Ya un acoso… Eso no se lo deseo a nadie. Lo que yo viví estos días no se lo deseo a nadie”, dijo entre lágrimas.
En Blu Radio, Polanía profundizó en sus denuncias y afirmó que era víctima de bullying por parte de “varios magistrados de Cúcuta”, quienes incluso le advirtieron sobre la apertura de una investigación disciplinaria si no cambiaba su forma de ser. Además, aseguró que el acoso incluyó intimidaciones y amenazas, lo que la llevó a optar por trabajar desde su casa para proteger su integridad.
También relató episodios de presunto acoso sexual. En una entrevista, narró un hecho ocurrido durante una fiesta organizada por magistrados en un auditorio del tribunal. “Eso de que vengas y me toques el hombro y comiences a tocarme la cintura… Uno dice: ‘Por Dios, no’. O sea, conmigo no”, expresó, reclamando respeto independientemente de cargos, apellidos o jerarquías.
Sobre la polémica audiencia virtual, Polanía aclaró que no era una conducta habitual y que atravesaba un momento de ansiedad. “Yo no es que aparezca empelota en las audiencias. Uno nunca sabe cuándo le va a dar un ataque de ansiedad. Siempre ando con mi toga”, explicó, añadiendo que ese día tenía la presión baja y llevaba un buzo.
Carlos Ramos, en su reflexión, fue más allá del caso individual y apuntó a una crítica estructural. “Lo más enfermo es el libreto que los medios nacionales construyeron a su alrededor, en una Colombia que se sonroja por una jueza que se empelota, pero agacha la cabeza cuando un juez se vende”, afirmó, calificando esa actitud como “doble moral en estado puro”.
(Vea también: “Si me pasa algo, es culpa de él”: jueza Vivian Polanía dejó crudo audio que ahora resuena)
El abogado también cuestionó el papel de las instituciones. Si, como denunció Polanía, hubo hostigamiento y persecución laboral, se preguntó “¿dónde estaban sus superiores, la disciplina judicial y el talento humano para acompañar, contener y proteger, en vez de exhibir y condenar?”. Para Ramos, el caso exige una investigación rigurosa que determine responsabilidades y no se limite a la condena social.
Aunque la jueza Polanía siempre mostró ser una mujer fuerte frente a las críticas y los ataques, y solo hasta que se enteró que iba a ser madre decidió cambiar el tipo de publicaciones que hacía, su vulnerabilidad también quedó expuesta en esta nueva etapa de su vida.
Mientras las autoridades avanzan en la investigación, su historia reaviva el debate sobre el costo humano del señalamiento permanente y la necesidad de entornos institucionales que protejan, en lugar de aislar, a quienes denuncian. De hecho, uno de sus últimos mensajes, antes de morir, fue en esa vía.
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