La vez que a Vladimir Hernández, héroe del título de Junior, lo canjearon por 2 balones

Aunque el mérito es para toda la plantilla, si hay un jugador destacado en la gran final del fútbol colombiano entre Junior y Deportivo Independiente Medellín, que coronó al cuadro de ‘curramba’ como el nuevo campeón de la Liga Betplay, ese es Vladimir Hernández.

(Vea también: Vladimir Hernández ilusiona con volver a sus viejos tiempos con Junior de Barranquilla)

El ‘Pequeño gigante’, como es apodado por su baja estatura, fue quien marcó el gol que le dio la esperanza a Junior, después de verse casi que derrotado ante el ‘Poderoso’, de ir a los cobros desde los doce pasos para buscar la gloria de estampar la décima estrella en el escudo rojiblanco.

Vladimir Hernández, nacido en Arauca, pero criado desde los 10 años en Barranquilla, no había marcado ni un solo gol durante el semestre y parecería que estaba guardando el único que anotaría para un momento cumbre en la historia del equipo barranquillero.

Con el último disparo desde el punto penal, convertido por Léider Berrío, ‘Vlacho’, como también lo llaman cariñosamente, volvió a alzar un título con el conjunto rojiblanco, el cual evoca que su exitosa carrera futbolística ha estado marcada por su temperamento y sus ganas de luchar, a pesar de las dificultades que trae la vida.

Causa curiosidad que en sus épocas de adolescente, cuando veía como opción jugar al fútbol para sacar a su familia a salir adelante, Vladimir Hernández fue intercambiado a Junior por la escuela de fútbol a la que pertenecía en el barrio Ciudadela 20 de julio por dos balones Golty y unos conos, un caso parecido al de Luis Fernando Muriel, quien fue vendido a otro equipo por medio del intercambio de un CD de música.

Vladimir Hernández vendió obleas con su madre en iglesias de Barranquilla

Durante sus primeros años en Barranquilla, a donde su familia llegó desplazada por el conflicto armado en Colombia, los padres de Vladimir Hernández tuvieron que hacer muchos sacrificios para poder subsistir.

Una de las actividades económicas que hacían para llevar sustento a sus hogares era la de vender obleas afuera de iglesias de la capital de Atlántico, particularmente en la Iglesia de la Virgen del Carmen, ubicada en la carrera 50 con calle 55, norte de Barranquilla, como así lo reveló el propio mediocampista de Junior.