Uno de los platos favoritos por los colombianos, que se ha hecho viral durante los últimos meses, es la ensalada de atún: un plato que se ubica entre las recetas predilectas por su facilidad de preparación, su bajo costo e, incluso, por lo saludable que puede llegar a ser.
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En la mayoría de casos, la receta está compuesta, además del pescado que se incluye en su propio nombre, por mayonesa, huevo duro y vegetales como tomate, lechuga, espárragos y cebolla, pero su preparación varía de acuerdo con los gustos del comensal.
Si bien la gran mayoría de los ingredientes son muy buenos para la salud por la proteína, las vitaminas y los nutrientes que estos puede aportar, algunos expertos no recomiendan comer tan seguido esta ensalada por su ingrediente principal: el atún, que, en la gran mayoría de ocasiones, es enlatado.
La explicación radica en que, pese al aporte nutricional de esta proteína de origen animal, el atún posee un alto nivel de mercurio, un metal tóxico para los seres humanos. De hecho, en años anteriores se han registrado lotes de latas de atún contaminadas con este metal en un porcentaje que sobrepasa los niveles establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además de este componente, el atún natural y en lata, sea en aceite o en agua, también posee metales como plomo y cadmio, otros elementos que, de ser consumidos habitualmente, pueden intoxicar el organismo.
A esto se le suman los altos niveles de sodio que traen los atunes enlatados para que se puedan conservar por más tiempo. Este componente, como bien se sabe, aumenta el riesgo de padecer enfermedades como hipertensión, afectaciones renales o enfermedades cardiacas.
Cada cuánto se puede comer atún y sus derivados
Según lo dio a conocer la Oficina de Evaluación de Riesgos a la Salud Ambiental (OEHHA), se recomienda que el consumo de atún, o de recetas que incluyan esta proteína, no supere las dos veces por semana y se consuma en una cantidad moderada.
Esta proteína, para el caso de una ensalada de atún, por ejemplo, se puede reemplazar por proteínas como el pollo, el salmón u otras de origen vegetal como las nueces o el tofu.
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