Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Santiago Avila   Jul 17, 2023 - 7:31 am
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Hernando José Gómez, uno de los economistas más destacados del país, renunció en noviembre del año a la presidencia de Asobancaria después de que María Clara Sarmiento, para ese entonces coordinadora de comunicaciones de la entidad, denunciara que este la había besado en la boca dentro de su oficina sin su consentimiento, el 31 de octubre del año pasado.

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Cuando la junta directiva de Asobancaria se enteró de la denuncia de Sarmiento, que renunció luego del beso, le pidió una explicación a Gómez, que estaba al frente del gremio desde enero del 2021 y que luego de este episodio se dio su salida.

En una carta de dos páginas, Gómez intentó justificar su actuar diciendo que solo había sido “un pico” con los labios cerrados que solo había durado dos segundos, y agregó que había intentado de varias formas disculparse, sin éxito, con Sarmiento, que desde el principio se mostró indignada y sorprendida por el actuar de su jefe.

Gómez dijo que el pico había sido “espontáneo, no premeditado y sin intención de ofender”.

Pero dos días después de enviar esa carta, la junta de Asobancaria le pidió la renuncia a Gómez que salió del puesto el 10 de noviembre.

A pesar de que la Fiscalía lleva la investigación por presunto acoso desde que Gómez renunció, del caso no se había vuelto a hablar hasta este domingo que el diario El Espectador publicó el testimonio de Sarmiento y las conversaciones de Whatsapp que probarían que Gómez llevaba meses aprovechando su posición de poder para acosar a su coordinadora de comunicaciones.

Sarmiento le contó a El Espectador que los mensajes y las actitudes subidas de tono de su jefe fueron aumentando progresivamente desde que empezaron a trabajar juntos.

De acuerdo con su testimonio, la relación entre ambos fue estrictamente laboral y cordial en el 2021, pero se empezó a poner incómoda en el 2022, cuando por el contexto político tuvieron que pasar mucho tiempo trabajando juntos.

Este es un fragmento de la conversación que tuvieron por chat el 31 de mayo:

H.G: Estás en la asociación?

C.S: No señor

H.G: Ufff

C.S: Perdí el año?

H.G: Mentiras, manejaré como pueda el síndrome de abstinencia de verte!!!

C.S: Jajaja

H.G: No se ría, ya tengo ansiedad y tembladera.

Además de las conversaciones por chat, según Sarmiento los comportamientos en la oficina también empezaron a pasarse de la raya: la abrazaba mucho, le acariciaba el cabello y la besaba en la frente. “Siempre me llamaba, me chismoseaba algo, me daba el abrazo, me respiraba y me sobaba el pelo. Yo sudaba y estaba tiesa”, le contó a El Espectador.

Sarmiento empezó a compartir las sensaciones que le causaba el comportamiento de su jefe con un compañero. A esas conversaciones las bautizaron “la terapia del conejo”, porque ella le contaba que estaba cansada de que Gómez la acariciara como a un conejo.

En los meses siguientes, Gómez siguió escribiéndole mensajes bastante inoportunos, muchas veces incluso en conversaciones estrictamente laborales. El 17 de junio ella le pidió su opinión sobre una pieza gráfica de la empresa y él le respondió “Sí, se ve bien y muy versátil. Como la dama que lo escribe (lo siento, no me contuve)”.

Frecuentemente, Gómez le hacía comentarios sobre su aspecto. “En cámara te ves radiante. Una observación objetiva”, le escribió en junio después de una videollamada. “¡Me encanta tu pinta setentera inglesa de hoy!” le chateó en septiembre.

Sarmiento le decía a su compañero de trabajo que se sentía intimidada por su jefe, que no le gustaba quedarse a solas con él y que había cambiado su forma de vestirse para evitar los comentarios de su jefe.

En septiembre, un mes antes de la escena del beso, viajó con su jefe a Cartagena a un evento de la empresa y él la llevó a su habitación en el hotel con la excusa de recoger unas cosas. Según Sarmiento, cuando iban en camino él le preguntó que si tenía miedo. ‘¿Miedo de qué? A usted lo veo como mi papá y para usted soy como una hija. Aquí no puede pasar nada’, le respondió.

“Subimos al cuarto. Él abrió la puerta y me dijo: ‘Siéntate’. Él se sentó en el computador. Luego me dijo: ‘¿Me puedo sentar al lado tuyo?’. Y se me sentó y me echó el brazo encima. Yo le dije: ‘Nononó, no tenemos nada que estar haciendo acá solos, absolutamente nada. Vámonos’. Él man se rió y me dijo: ‘Bueno, vamos’”, le dijo Sarmiento al diario bogotano.

Esa experiencia también se la contó a su compañero por Whatsapp, y las pruebas de esa conversación ya las tiene la Fiscalía.

Al parecer, en la oficina el comportamiento de Gómez no era diferente: “Cada que iba a la oficina me daba un abrazo. Me cogía la cara y me daba un beso en la frente. Siempre sentía miedo. Sentía que en cualquier momento me iba a dar un beso y pensaba: ‘¿En qué momento no me lo dará en la frente sino en la boca’. Él me cogía la cara duro y quedaba medio inmovilizada. Me tensaba un montón. A él le daba risa”, narró Sarmiento.

El 28 de octubre, tres días antes del beso en su oficina, Gómez le envió el que es tal vez el mensaje más subido de tono de todos los chats que se conocieron. “Solo te falta vestirte de látex con un látigo en la mano, oh dominatrix”, le texteó.

Este es un fragmento de esa conversación:

C.S: “Bueno, vamos a hablar de lo espectacular que está la revista del estudio de mecanismos”.

H.G: : “Sí! Quedó muy bello el diseño”:

C.S: “Jajajaja para que no diga que no los impulso a hacer cosas mejores cada vez”.

H.G.: “Me parece muy bien. Solo te falta vestirte de látex con un látigo en la mano oh dominatrix”

C.S: “Ehm bueeeeeeeno”.

Finalmente, Sarmiento dio su versión sobre el suceso de día de Halloween que la hizo renunciar y denunciar a su exjefe.

En primer lugar aclara que ese día llevaba puesta una peluca e iba vestida con ropa que se ponía normalmente para ir a trabajar. Esa aclaración es importante porque en la carta que Gómez le envió en su momento a la junta de la Asociación dijo, como para justificarse, que Sarmiento había entrado a su oficina “disfrazada de gata con maquillaje y una malla y una trusa negra de cuerpo entero”.

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Ese día de Halloween, Gómez la llamó a su oficina. “Ven a donde el big bad wolf (gran lobo feroz)”, le escribió. Ella no le contestó y subió a su despacho. Ahí Gómez estaba en una reunión virtual.

Según Sarmiento, cuando ella iba de salida para no interrumpir, él le dijo que siguiera. “Cerró la puerta, me miró, se rió, me cogió la cara y me dio un beso en la boca. Yo lo empujé: ‘¿Usted qué está haciendo?’. Y me dijo: ‘Es un beso y ya’. Yo le dije: ‘¡Pero en la boca!’. Me dijo: ‘No te preocupes, siéntate’. Yo le contesté: ‘Obviamente me voy a ir’. Yo salí verde. Entré a la oficina de mi amigo y le dije: ‘Tengo que renunciar ya. Hernando José me dio un beso’. Salí llorando. Desde ese día nunca volví a hablar con él y lo bloqueé”

El caso y todas las pruebas están en manos de la Fiscalía, pero inexplicablemente la entidad lo archivó el pasado 21 de marzo. Sin embargo, tras las consultas sobre el caso hechas por El Espectador, el expediente tuvo un giro de 180 grados y revivió inesperadamente la semana pasada.

Gómez Restrepo —exdirector de Planeación Nacional, excoordinador del Banco de la República, exnegociador del TLC con EEUU— no se ha pronunciado todavía al respecto.

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