Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Marizol Gómez   Feb 11, 2024 - 10:43 am
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En las últimas semanas el presidente Gustavo Petro ha navegado en medio de un posible revolcón ministerial para dar vía libre a varios cambios, y una batalla cara a cara con la Fiscalía General de la Nación, a la que señala de tener un plan para sacarlo del poder.

Esos problemas de orden político estarían ensombreciendo, y siendo una piedra en el zapato, para el futuro de la economía del país. O al menos así lo ve Salomón Kalmanovitz, el prestigioso economista colombiano, quien votó por Petro al considerarlo, en su momento, la mejor opción.

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En una de sus columnas en El Espectador, el economista afirmó que, por ejemplo, la renuncia de Jorge Iván González, director de Planeación y quien fue uno de los funcionarios de más brillante perfil técnico de la actual administración, más otras renuncias forzadas de ministros de buen perfil, están poniendo “en duda la capacidad técnica del Gobierno, que decide operar con personal fiel, pero incompetente para enfrentar los desafíos de la gestión pública”.

Para él, a los hechos ocurridos el pasado 18 de enero, cuando la agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s Global Ratings mantuvo la calificación de Colombia en BB+, pero cambió la perspectiva de estable a negativa al proyectarse un crecimiento por debajo de lo esperado, “se están sumando perturbaciones políticas serias”.

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“Los despidos caprichosos de funcionarios de primer nivel por el presidente Petro serán evaluados por las agencias calificadoras de riesgo a su debido tiempo. Ellas pueden volver a rebajar la calificación del país, percibiendo mayor riesgo que surge de la toma arbitraria de decisiones”, anotó Kalmanovitz.

Estima que, si esto pasa, “habrá menos apetito por deuda pública colombiana de los inversionistas nacionales y extranjeros. Al mismo tiempo, los bonos del país tenderán a desvalorizarse, haciendo que el financiamiento del Gobierno se haga más oneroso”.

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Los otros cuestionamientos

Otra persona que comenzó a mostrar sus diferencias con algunas decisiones del Gobierno es el exministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, quien manifestó que los nueve meses que estuvo en ese cargo “fueron los más difíciles” de su vida.

Hace algunos meses, durante la presentación de su libro Entre la academia y el servicio público, Ocampo profundizó sobre algunos de los episodios más polémicos en su paso por varios gobiernos, incluido el de Petro.

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Según el economista, “la tensión política era muy fuerte” y aceptó que le inquietaba la incertidumbre de los inversionistas respecto a Colombia.

Tras salir del gabinete, Ocampo ha cuestionado algunos anuncios del presidente, como la propuesta de modificar la regla fiscal de Colombia para favorecer la inversión social.

La regla fiscal es esencial para el país, teniendo en cuenta los altos niveles de endeudamiento del gobierno. Tiene elementos contracíclicos y, además, el fuerte crecimiento de los ingresos tributarios dan un margen importante para aumentar la inversión pública y contribuir a la reactivación de la economía.

El anuncio de su modificación es negativo: genera desconfianza en el manejo económico del país. Ha sido desafortunado”, expresó el exfuncionario a través de su cuenta de X.

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También ha reconocido que le preocupa que Ecopetrol se convirtiera en una empresa de generación eléctrica, tal como lo ha propuesto el actual ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla.

Esto, puesto que considera que Ecopetrol, al ser dueño de ISA, es decir, de la transmisión, no debería ser el generador. “No tengo ninguna diferencia en que haya empresas de electricidad del Gobierno para invertir en energía eólica y solar. Eso sí, creo que es un gran objetivo y ojalá haya resultados”, dijo en una entrevista con Cambio.

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Sin embargo, Ocampo aclaró que nunca ha dicho que el estancamiento de la economía se culpa del Gobierno o, en particular, de las políticas del ministro Bonilla, pues indicó que ahí entraron a jugar factores internacionales como la inflación mundial y la guerra Rusia – Ucrania, así como las altas tasas y la corrección de desequilibrios macroeconómicos que se heredaron del entonces gobierno de Iván Duque.

Aunque sí enfatizó en que es esencial por parte del Gobierno Petro acelerar la ejecución de la inversión pública y evitar enviar mensajes que reducen la confianza en el manejo económico del país, como cambiar la regla fiscal.

Por otro lado, la exministra de Agricultura, Cecilia López, quien hizo parte del primer remezón ministerial, ha enviado algunos mensajes que muestran su descontento por cómo está avanzando el programa del Gobierno.

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Por ejemplo, en diciembre del año pasado, frente al cuestionamiento de si el Gobierno Petro iba bien o mal, López expresó que le preocupaba. “Resumiría diciendo que una persona como yo, que cree que el país necesita cambios y que dio todo su esfuerzo por ayudar al presidente, está muy preocupada”, dijo en una entrevista con Semana.

La exjefe de cartera de Agricultura opinó sobre la labor que está desempeñando el presidente Petro: “Lo siento muy solo. Creo que muchas de las personas que uno cree que están muy cerca no tienen ni la experiencia ni la trayectoria para darle los consejos que toca”.

En ese sentido, se mostró intranquila frente a la actitud y posición que ha tenido el jefe de Estado, por lo que consideró que “debe tranquilizarse” y cuestionó que haya funcionarios sin experiencia suficiente en el Estado, lo que podría “llevar a tomar decisiones que pueden dañar el propósito y su programa de gobierno”.

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De hecho, en una entrevista pasada con EL COLOMBIANO, relató que, durante el tiempo que estuvo en la cabeza de ese Ministerio, el primer mandatario le impuso a varios funcionarios que terminaron formando equipo con ella en su cartera. Muchos de ellos, incluso, trataron de desautorizarla aún cuando ella era la jefa.

Mencionó, por ejemplo, que Gerardo Vega fue un nombre que impuso el presidente Petro para la Agencia Nacional de Tierras (ANT). “A Giovani Yule (Unidad de Restitución de Tierras) me lo impuso el presidente, no me dejaron nombrar en la Aunap (Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca) me cansé durante 8 meses de pedir. O sea, tuve muchas limitaciones, sin embargo, trabajé e hice lo que yo creía que era lo que había que hacer”, anotó.

López también recordó que le alcanzó a mostrar al presidente Petro los e-mails en los que Vega habló mal de ella, pero este hizo caso omiso y, aún así, lo nombró en la dirección de la ANT.

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“Hablé con Gerardo hasta que él trató, a espaldas mías, de sacar la expropiación exprés con apoyo de Laura Sarabia, y renuncié irrevocablemente. Y el Presidente echó para atrás el decreto, pero al mes me sacó”, expresó López sobre la ruptura definitiva con el hombre impuesto por Petro.

Estas revelaciones de López ocurren en medio de su cansancio porque en redes –aún después de nueve meses de su salida del gobierno– la siguen castigando por los retrocesos o pocos avances del sector agrícola colombiano.

Por último, y aunque no es de sorprender, pues fue su oponente en el camino a la Presidencia hasta que su candidatura se desinfló, Alejandro Gaviria ha reprochado en varias ocasiones la manera de gobernar y las decisiones del presidente.

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Pese a las diferencias, Gaviria votó por el entonces candidato Petro. “Creo que con salvedades y preocupaciones en algunos temas, Gustavo Petro representa en este momento la opción de cambio más responsable, institucional y liberal”, publicó en ese momento.

Sin embargo, su mayor oposición se dio luego de pasar por el gabinete como ministro de Educación. Esto, debido a su desacuerdo con la reforma a la salud que encabezó la exministra Carolina Corcho, con cambios profundos al sistema que ha tenido Colombia durante décadas.

Tras salir del Gobierno, el exministro Gaviria emitió múltiples críticas al mandatario y su administración. En un trino de finales del año pasado, volvió a cuestionar al Ejecutivo y esta vez llegó a vaticinar una crisis energética y otra en la salud.

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“Vienen dos crisis fuertes: un apagón eléctrico y otro de salud”, dijo, y cuestionó la forma en que han sido abordados. Para él, el Gobierno no ha buscado ejecutar una estrategia administrativa, “que son difíciles, requieren diálogo permanente y adaptación a desafíos cambiantes”.

De hecho, en el lanzamiento de su libro La explosión controlada, que coincidió con el primer año de gobierno, Gaviria reveló algunas intimidades de la forma de gobernar del presidente y de sus visiones de Estado.

Bajo su mirada, el jefe de Estado tiene una mentalidad “paranoide”, en él prevalece la figura de “agitador” y es una especie de “Che Guevara moderno”.

Y es que si bien consideró que el presidente llegó a la Casa de Nariño con una agenda de “cambio” y transformación de aspectos centrales de la sociedad, Gaviria reclamó que paradójicamente, este parece alejarse de la negociación o la concertación que implícitamente trae el cambio.

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“Es una contradicción importante prometer la paz total y no hacer ningún esfuerzo para la paz política (…) Él plantea el mundo entre contradictores enemigos y los amigos. Le queda difícil entender que los contradictores no son enemigos y que esas visiones del cambio podrían incluso complementarse (…) la salida mía se debe en parte a que él creyó que yo estaba tejiendo una conspiración cuando trataba de expresar mis opiniones para aportar”, aseguró el exministro en una entrevista en El Tiempo.

Agregó que le preocupaban sus métodos para gobernar y la facilidad con que parecía instalarse en un contexto auto exculpatorio, “en la imagen de un héroe romántico que dio una pelea imposible y fue derrotado por unos poderes reaccionarios dispuestos a todo con vastos recursos y mínimos escrúpulos. Una especie de Che Guevara moderno”.

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En el libro, Gaviria compara a Petro con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador: “Son idólatras de sí mismos, convencidos de que ellos son la solución a los problemas más profundos y las injusticias más duraderas”.

Por ahora, analistas como Salomón Kalmanovitz, creen que al presidente aún “le quedan tres años para rectificar”.

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