Así lo afirma la revista que describe la delicada situación que atraviesa una amplia región del norte del Cauca y del sur del Valle como una carrera perdida por el control territorial tras la desmovilización de las Farc.

De acuerdo con información de inteligencia recogida por ese semanario, el Epl –también conocido como los Pelusos– ha desplegado cerca de 470 hombres en zonas rurales y urbanas de Corinto y en rutas del narcotráfico como El Naya y el cañón de Garrapatas en donde opera a sangre y fuego contra disidentes de las Farc y el Eln.

Más de 100 líderes sociales asesinados en tres años en esa región, según la Defensoría del Pueblo, y más de 200 personas desplazadas la semana pasada les devolvieron a los pobladores el vértigo de la guerra”, señaló la revista, que cita un informe de InSight Crime, un portal de investigación y análisis sobre el crimen organizado, en el que se advierte la forma en la que las rutas del narcotráfico se convirtieron en el botín de guerra para el Eln, las disidencias de las Farc y el Epl.

Entre el norte del Cauca y el Valle existen “dos corredores naturales y estratégicos por donde se mueve la ilegalidad entre el centro y occidente del país. Se trata de los cañones de los ríos Mira y Naya, considerados los santuarios cocaleros por excelencia”, precisó Semana.

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Debido a esas confrontaciones es que las cifras de líderes sociales asesinados se han incrementado a más de 100 así como el número de personas desplazadas en los últimos años, agregó el semanario.

Tal vez por eso es que un sector de la comunidad piense que “más rápido llegaron los grupos armados ilegales desde el Catatumbo que toda la institucionalidad que tenemos a escasos minutos en Cali o Popayán”, en relación a la respuesta débil del Estado colombiano para atenuar el fenómeno de violencia que se ha desatado en el suroccidente del país, apuntó la revista.