Granados está incluido en la categoría de los denominados superabogados, por el alto perfil de sus clientes, como el expresidente Álvaro Uribe, y por su figuración en medios de comunicación.

El abogado aportó $109 millones y ella asumió el costo de las compras e importación de los lujos propuestos por Granados, con un aporte que, según ella, Granados no le ha reconocido. Aparte del lío de las compras, también existe un negocio firmado entre Granados y Mejía por la dirección de la obra y el rediseño arquitectónico por valor de $150 millones, más el 18 % de las compras de adecuación y algunos lujos requeridos por el abogado a la diseñadora”, dice El Espectador.

Dentro de los objetos que fueron comprados para el apartamento, y que habían sido encargados por el abogado, estaban muebles orientales Naito, cuadros africanos, antigüedades y esculturas.

El apartamento que iba a ser objeto de las mejoras fue negociado en $3.000 millones, de los cuales Granados pagó $700 millones.

A Granados le tendieron una encerrona los hermanos Jorge y Carlos Mattos, a través de una invitación a un almuerzo de negocios, al que lo llamó el también superabogado Abelardo de la Espriella.

Jorge Mattos era el represente legal de la firma inmobiliaria que hizo el apartamento y, junto con su hermano Carlos, le habían presentado a Granados la diseñadora, quien era amiga entrañable de la Espriella.

Mejía apareció y le reclamó a Granados la deuda e hicieron un acuerdo de pago. En el marco de este, Granados pidió deshacer el negocio y que le devolvieran los $700 millones del anticipo para pagarle a Mejía.

Pero los $700 millones no han sido devueltos porque la empresa vendedora del apartamento ha tenido que gastar dinero para regresarlo a su condición original.

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