La semana pasada, el Departamento de Comercio había recomendado al mandatario gravar todas las importaciones de acero con un tributo de 24 por ciento, o imponer un arancel del 53 por ciento a los suministros procedentes de 12 países.

La cartera explicó que el exceso de capacidad mundial de acero es de 700 millones de toneladas, casi siete veces el consumo anual de ese metal en los Estados Unidos.

Hasta el 15 de febrero, Estados Unidos había presentado 169 quejas ‘antidumping’ (contra el comercio desleal) y compensatorias sobre el acero, de las cuales 29 fueron contra China.

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Pese a que Trump no precisó los países que se verían afectados con la medida proteccionista, esta ya ha tenido consecuencias en varios y algunos ya han respondido:

China mostró hoy su “fuerte insatisfacción” con las medidas, que consideró “irracionales y excesivas” y amenazó con llevar a cabo las “medidas necesarias” para salvaguardar sus derechos.

“China tomará las medidas necesarias para salvaguardar sus derechos legítimos y sus interesases”, apuntó el director de la Oficina de Comercio, Wang He.

“Si se imponen restricciones a productos canadienses de acero y aluminio, Canadá tomará medidas de respuesta para defender sus intereses comerciales y trabajadores”, advirtió la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland.

“El Gobierno brasileño espera trabajar constructivamente con los Estados Unidos para evitar la eventual aplicación (del aumento de los aranceles), lo que provocaría pérdidas significativas a los productores y consumidores de ambos países”, advirtió el Ministerio de Industria y Comercio de Brasil.

Incluso el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, lamentó la decisión y aseguró que la Unión Europea,”reaccionará con firmeza y proporcionalmente para defender sus intereses”.

Sputnik/EFE