El menor llegó al mundo el 15 de diciembre de 2016 con un peso de 3,5 kilos y una altura de 52 centímetros. Al cumplir los 2 meses sus padres se dieron cuenta de que su peso iba en aumento, pues para ese entonces era de 10 kilos.

“Creía que era porque yo tenía buena leche en mis pechos”, dijo a AFP su madre de 24 años, Isabel Pantoja.

El padre del niño, Mario González, comentó que “es demasiado doloroso ver cómo lastiman sus bracitos llenos de pliegues cuando las enfermeras lo picotean hasta encontrar sus venas”.

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Los médicos dicen que tal vez el pequeño tiene el Síndrome de Prader-Willi, que deja a los niños sin regulador de saciedad, provoca retraso mental, “músculos de gelatina” sin fuerza, problemas cardíacos y afecta el desarrollo de órganos sexuales.

Este bebé usa pañal de adulto, se cansa mucho después de estar media hora en la misma posición y no puede gatear.

Hace un mes aproximadamente los contactó Silvia Orozco, cirujana con maestría en Nutrición Clínica del centro Zone Diet México, sistema creado por un dietista estadounidense. Gracias a ella, se renovó la confianza en el futuro de Luis Manuel.

AFP.

De acuerdo con la doctora, el bebé”tiene hígado, pulmón y corazón grasos. Su vida corre mucho riesgo pero esperamos estar a tiempo de poder ayudarlo”.

Espera que unos análisis de sangre enviados a Estados Unidos confirmen que el menor no tiene el Síndrome Prader-Willi y que su obesidad se deba a una “inflación celular” provocada por falta de nutrientes antiinflamatorios que tuvo la madre durante el embarazo.

En ese caso el tratamiento sería hormonal, indicó Orozco sobre el diagnóstico del bebé, que solo come fórmula de leche baja en grasas, leche materna, y papillas de vegetales y frutas.

AFP.

Con información de AFP.

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