
Los espejos, en su función más básica, nos reflejan tal como somos. Sin embargo, existe un fenómeno fascinante: lo que vemos en un espejo no es lo que está sucediendo en el instante, sino lo que ocurrió unos segundos antes.
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Cómo ver al pasado: el espejo y su relación con el tiempo
Cada vez que nos miramos en un espejo, estamos observando una versión pasada de nosotros mismos, algo que nos conecta directamente con el concepto del tiempo y la física de la luz.
Así lo ha expresado Javier Santaolalla Camino, físico, doctor en física de partículas y divulgador científico español. Su voz es más que autorizada y, aunque parezca un tema muy sencillo, no muchos son conscientes de lo que pasa al observar su reflejo.
La física detrás del espejo: el tiempo, en fracciones de segundo
Y es que, como explica Santaolalla, cuando la luz rebota en un espejo, viaja desde su fuente (ya sea una lámpara, el sol o incluso nuestra propia imagen) hasta el espejo y regresa a nuestros ojos.
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Este proceso ocurre a tal velocidad que, aunque no lo notemos, lo que vemos en el espejo es, de hecho, una fracción del pasado. Este fenómeno, aunque imperceptible en nuestra vida cotidiana, nos demuestra cómo la física y el tiempo se entrelazan de una forma curiosa.
“Si tú te miras al espejo, ves la luz rebotada en él; la que ha ido y ha vuelto. Es decir, la luz tiene que hacer todo el camino para que tú te veas. Como la luz viaja a 300.000 kilómetros por segundo, estás viendo cómo eras hace pocos nanosegundos”, explica Santaolalla.
Y sí, puede ser que parezca muy poco (de hecho lo es), pero lo que se ve en el espejo pasó antes. Eso no admite discusión, según el doctor.
“Sí. Es una cantidad ridículamente pequeña, pero puedes afirmar con rotundidad que estás viendo cómo eras en el pasado”
El físico y divulgador científico también explica que el fenómeno no se reduce a los espejos. Como la velocidad de la luz no es infinita, el simple hecho de mirar lejos es mirar al pasado, “lo que tarda la luz en llegar”.
Ahora, si usted quiere ver más lejos en el pasado, solo tiene que poner el espejo a una mayor distancia. Santaolalla lo simplifica de la siguiente manera:
“Cuanto más lejos coloco el espejo, más tarda en llegar la luz y más en el pasado me estoy viendo. Si pongo el espejo en la Luna [en caso de que esto fuera posible], me vería con dos segundos de retraso, y si se pusiera en el sol, 15 minutos”, concluye.

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