Escribir funcionarios públicos es redundar porque solo quienes trabajan con el Estado son públicos (incluidos los contratistas); los del sector privado no son funcionarios sino trabajadores o empleados.

1.- «El País se pronunció para rechazar el hecho, rodeó de solidaridad al exMinistro junto a las víctimas y sus allegados». Esta expresión fue tomada de un artículo de opinión del hoy desaparecido Horacio Serpa Uribe. Lo había enviado por correo electrónico, y publicado en los periódicos el Nuevo siglo y en El Frente. El exgobernador de Santander terminó hablando del periódico El País, de Cali; no del país, Colombia. La grafía para la palabra exministro es errada. Esa eme (m) no va en mayúscula sino en minúscula. Pero el artículo seguía sembrando errores: «Duele también el sacrificio de los 12 soldados en la Guajira. Un nuevo acontecer sangriento que a todos nos enlutece y…». En esta parte se le fueron las luces al exgobernador, por cuanto «enlutece» no es la conjugación apropiada para enlutar, sino enluta. («A todos nos enluta»). Por último, anotaba: «El Presidente Santos fue el Ministro de Defensa del gobierno (…)». ¡Tres en uno! No hablo del famoso aceite de hace unas décadas. Aunque fuese bueno aplicar un poco de él para aceitar el idioma. La palabra presidente, cuando no comienza oración ─como aquí─ debe escribirse con inicial minúscula (como todos los nombres de cargos); lo mismo ministro. Y Gobierno requiere de mayúscula inicial, cuando alude al conjunto de funcionarios de Estado.

2.- «Ha escrito numerosos libros, entre ellos: El Sindicalismo por Dentro y por Fuera, La Sociedad de la Mentira, Ética para Periodistas (en coautoría con el veterano periodista Javier Darío Restrepo), Tutela, Periodismo y Medios de Comunicación, El Fiscal, La Dualidad de la Imagen y la novela ‘Mascarada, las maldades de la bondad’, una sátira de la sociedad colombiana». También los más experimentados incurren en yerros idiomáticos ¡porque son humanos! La cita presente es de Margarita Vidal Garcés en ElPaís.com.co, en una entrevista con María Teresa Herrán. Los periodistas, escritores, comentaristas, articulistas y demás designados con nombres de sufijo ‘istas’, no asimilan aún los usos de las mayúsculas. En los nombres de las obras aquí referidas solamente debían estar en mayúscula las letras iniciales; todo lo demás, en minúsculas, como lo indica la norma ortográfica (Diccionario panhispánico de dudas-2005). Margarita remataba en la última pregunta de aquella entrevista: «¿Sobre qué trata el libro que tiene en mente: Las Inteligencias Inútiles de América Latina?». Es decir, reiteraba el incorrecto uso de las mayúsculas. ¡Vaya, vaya!

3.- «Con la emisión de acciones, la posibilidad para que más personas sean parte del diario e inviertan dinero en él, se abre, con el fin de que hayan ingresos y que a su vez los caucanos sientan como propio el diario». De una nota editorial del periódico El Liberal, de Popayán, en época en que hacía transición a su presentación digital. Se le fueron las de caminar al editorialista con el uso del verbo haber en plural. Por ser impersonal, este verbo no se pluraliza. Por tanto: «…con el fin de que haya ingresos, y que a su vez los caucanos…». Cuatro días más tarde, un artículo escrito con el seudónimo Juan Pueblo, anotaba: «Bien por la llegada del ingeniero civil Samuel Saa Caicedo, como nuevo gerente del Diario El Liberal de nuestra ciudad; estamos seguros que le su experiencia en el campo empresarial le cambiará la cara al matutino». La palabra diario debió escribirse con minúscula inicial, porque no forma parte del nombre propio de esa casa periodística; es un sustantivo común. Y allá deben estar seguros de que la experiencia del gerente pueda servir también para evitar estos enredos idiomáticos. A la solución de las crisis ─como la que enfrenta El Liberal─ también hay que ponerle el ingrediente valioso de la buena calidad del producto; y ella debe notarse en la correcta redacción de sus notas. ¡Así lo comprarán los lectores!

4.- «Hasta hora se conoció el matrimonio de la experimentada periodista santandereana Sonia Díaz Mantilla…». La columna La Parrilla, que escribe Alfonso Pineda Chaparro en Internet, incluyó el vocablo hora (que se refiere a tiempo), en sustitución de ahora, adverbio de tiempo que era el indicado en esa nota. Además, el verbo conocer debió estar en presente por ser el tiempo más preciso para que concordara con el adverbio aludido: «Hasta ahora se conoce…».

5.- «Plan anti-evasión». Titular en ElMundo.com, de Medellín. Bueno fuese que también se pensara en desarrollar un plan antievasión de las normas idiomáticas. Así podrían escribir bien los redactores de noticias. Porque el prefijo anti- (opuesto o contrario) se usa unido a la palabra básica, sin guion (guion ya no necesita tilde). De tal modo, el plan al que se refería el periódico es antievasión. Una sola palabra.

6.- «Millonarios volvió a ganar y lidera en solitario». A menos que se tratase de un juego de mesa ─que no pudo ser por tratarse claramente de fútbol─ en El Espectador incurrieron en error al usar el vocablo solitario para decir solo. No son lo mismo dos tazas de té, que dos tetazas. Tampoco es lo mismo solo, único en su especie, que solitario, desamparado o desierto. Pudieron escribir: «Millonarios volvió a ganar, y es líde», con coma despues de ‘ganar’ porque la segunda es una oración yuxtapuesta.

7.- «Cómo llegar a la líbido de marca (I)». Título de una columna de opinión de Gerardo Méndez Solano en el diario El Universal, de Cartagena. El término, de género femenino, que define el grado de pasión sexual es libido, sin tilde. Con tilde y uve (v) existe lívido, que significa ‘intensamente pálido’. Aunque así pudieran quedar quienes con la libido alborotada no tengan acceso a mujer alguna; o después de tanto ajetreo coital.

8.- «Está a la espera que le designen una celda en un pabellón de exfuncionarios públicos de ese penal». Tomada de la página de justicia de El Tiempo, esta oración gramatical está ‘grave’. Para comenzar se registró ahí dequefobia (temor a escribir a preposición de antes de que). «Está a la espera de que le designen una celda…», debieron escribir. Enseguida, hay redundancia y error ortográfico: el prefijo ─ex se escribe separado de la palabra base si esta va acompañada de un adjetivo; va unido al sustantivo, si no hay adjetivo posterior. Tres: escribir funcionarios públicos es redundar porque solo quienes trabajan con el Estado son públicos (incluidos los contratistas); los del sector privado no son funcionarios sino trabajadores o empleados. Corrección: «Está a la espera de que le designen una celda en un pabellón de exfuncionarios de ese penal».

Hablar y escribir bien: el reto de hoy.

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