Actores del conflicto y víctimas de diferentes tipos de violencia en esa región participaron en uno de los encuentro de la Comisión de la Verdad donde se pidieron perdón y dieron un paso más por la no repetición de la guerra.

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El pasado jueves Cartagena vivió un histórico momento tras el encuentro entre víctimas de los Montes de María, una de las zonas más azotadas por la guerra, y excomandantes de la cúpula en el Caribe de las antiguas Farc, ex combatientes de otras organizaciones guerrilleras reincorporadas y de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC.

El clima ese día en la ciudad heroica no era el acostumbrado sol inclemente, pero sí el de reconciliación. La jornada de dos días estuvo a cargo de la Comisión de la Verdad y cerró un proceso de más de dos años y medio en esta subregión que abarca los departamentos de Bolívar y Sucre. En el encuentro hubo abrazos fuertes, miradas de tranquilidad, palabras para que prevalezca la memoria y sobre todo el aprendizaje de ojalá nunca más volver a pasar por estos episodios de la guerra.

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Montes de María vivió tres décadas de violencia por cuenta del accionar de las Farc, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y la fuerza pública que, según informes de organismos humanitarios, dejaron más de 158.000 víctimas y más de 82.600 hectáreas de tierras abandonadas.

El espacio hace parte de las actividades de la Comisión de la Verdad, que el próximo 28 de junio presentará su Informe Final sobre lo que ocurrió en 60 años de conflicto. En este encuentro unas 20 víctimas e igual número de excombatientes se vieron frente a frente y, por primera vez, dialogaron y se dijeron verdades que por más de dos décadas estaban esperando. También revelaron episodios que no se conocían.

19 años esperando el encuentro

Ana María Ferrer, coordinadora en el Caribe de la Comisión de la Verdad, le cuenta a Colombia+20 que la mesa de trabajo de este encuentro buscó primero un entendimiento con los actores del conflicto para luego generar un encuentro con un grupo de víctimas de los Montes de María.

“Este es un espacio que hemos catalogado como histórico porque permitió no solamente escuchar los impactos del conflicto armado, sino también abrir caminos para la reconciliación para la convivencia. Creo que el aprendizaje de estos espacios es que existe una comunidad preparada para estos tipos de conversación que permite avanzar. Entendernos desde un humanismo, desde la mirada, el reconocerse y mirar que somos todos seres humanos donde todos hemos perdido. Aquí nadie ha ganado”, sostuvo Ferrer.

Montes de María ha estado bajo el control y terror de casi todos los actores armados, como se evidenció en el encuentro. LA violencia en esa región fue usada como un recurso para el despojo masivo de la tierra y la expulsión de los campesinos.

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“El conflicto armado no lo ganó nadie por el contrario todos perdieron. Perdieron las víctimas, perdieron las familias de los excombatientes, perdió la sociedad en su conjunto”, agregó Ferrer.

Una de las asistentes era Yojaira Pérez, quien viajó de los Montes de María a Cartagena, tras 19 años esperando este momento.

Tenía un vestido negro, su cabello blanco y con sentimiento abrazó a cada uno de los excombatientes que participó en este reconocimiento. Yojaira, sobreviviente de violencia sexual al igual que su hija, es representante de una asociación de mujeres víctimas de conflicto en Sucre.

“No sabía si llegaría algún día, pero llegó, yo venía diciendo que los había perdonado, (a los ex combatientes de las Farc) pero no sabía la reacción que iba a tener a la hora de decirles a ellos lo que me sucedió. Tuve el valor de decirlo y ellos pedirme perdón. Yo por fe creo que me lo pidieron de corazón e igual, ¿quien soy yo para juzgarlos a ellos? Tenía que decirles que los había perdonado”, dijo Yojaira.

La mujer dice con voz pausada que ahora regresa a los Montes de María, descansada, con algo que salió de ella y con una paz interior. “Yo vine en representación no solo mía, sino de muchas mujeres que vivieron el mismo hecho victimizante que yo viví. Sobre todo mi hija que era una niña Yo siento esta libertad, esta liberación tanto personal ante la sociedad ante el grupo de las Farc que tomaron la decisión de negociar”.

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Durante el segundo día, un grupo de campesinos del Caribe, específicamente de la Sierra Nevada, de la Serranía del Perijá y los Montes de María, se reunieron con varios excombatientes que actuaron en los cinco frentes que tuvieron las antiguas guerrillas de las Farc en esas zonas.

“Este encuentro entre los antiguos excomandantes del bloque con ese grupo de campesinos y campesinas, fue un diálogo que se pudo dar en este proceso de ambientación al Informe Final, pero también queríamos dejar estos resultados como forma de utilizar el diálogo como herramienta de transformación para la paz”, dice Ferrer, quien afirma que los dos encuentros fueron muy difíciles y fuertes.

Los encuentros que aún faltan

El trabajo para la Coordinadora en el Caribe de la Comisión de la Verdad y su equipo no se detiene. Estarán el próximo 21 de junio en Mompox donde seguirán preparando “La Ruta de la Verdad”, y luego estarán San Jacinto. Terminarán el próximo 24 en Sincelejo con un concierto para la paz.

El cierre de estos días es el próximo 28 de junio cuando la Comisión de la Verdad entregará el resultado de tres años y siete meses de investigación y contrastación de testimonios en el Informe Final que contendrá recomendaciones para la no repetición del conflicto y para allanar el camino de una convivencia pacífica duradera

Para Ferrer el informe, especialmente para los jóvenes, es una herramienta para reconocer y conocer lo que ha ocurrido en el marco del conflicto armado.

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“Ayudará a entender y comprender las dinámicas de esta violencia, de este círculo de la violencia que no se rompe. Hay una necesidad de acoger, hacerle seguimiento, analizar las recomendaciones para la no repetición y usar la verdad no como una herramienta para señalar y juzgar si no como una herramienta para avanzar, para transformar”, afirma.

Ferrer se sostiene en que el conflicto armado ha dejado solamente perdedores y ha servido para generar dolor, “generar pérdida desarraigo, una ruptura entre las comunidades la sociedad y una desconfianza que se ha vivido entre los colombianos. Ya es el momento que tomemos este informe final para poder analizarlo, discutirlo e incluso interpelar como sociedad cuál ha sido nuestro rol , vamos a entregar una verdad más completa”.