La ONG, a través de la alianza ‘Liga contra el silencio’, publicó el lunes pasado un documento que refleja cómo invierte la administración distrital en publicidad en medios de comunicación.

La ‘Liga contra el silencio’ —promovida por la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP)— menciona a El Tiempo, Caracol Televisión, RCN Televisión, RCN Radio, Caracol Radio y El Espectador, aunque no precisa si toma como objeto de su observación solo a estos 6 medios porque tienen la mayor parte de la torta o porque son los únicos, lo cual llama la atención pues se entendería, entonces, que la Alcaldía no hace inversiones de publicidad en medios pequeños.

De hecho, la FLIP halló que en 2016 Caracol Televisión recibió 1.626 millones de pesos por pauta de la Alcaldía; Casa Editorial El Tiempo, 1.348 millones de pesos; RCN Televisión, 994 millones de pesos; RCN Radio, 424 millones de pesos y Caracol Radio, 413 millones de pesos. Al año siguiente (2017), la lista varió un poco: Caracol Televisión (1.494 millones de pesos), RCN Televisión (770 millones de pesos), El Tiempo (676 millones de pesos), Caracol Radio (281 millones de pesos), RCN Radio (213 millones de pesos) y El Espectador (208 millones de pesos).

Pero pese a esas variaciones y a que El Tiempo no es el único medio ni el que más ha recibido dinero por pauta, las observaciones de la FLIP solo se ocupan del caso del diario capitalino, al analizar varios de sus especiales sobre Bogotá que, en concepto de la ONG, son publicaciones pagadas que “no le aclaran al lector si se trata de información o publicidad”, por lo que “podrían llevar a los lectores a pensar que hoy la ciudad vive su mejor momento”.

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“Según estas piezas, se han terminado más obras que nunca; no hay problemas de contaminación ni de seguridad; las cifras volvieron a ser positivas en educación, salud, transporte y movilidad. En resumen, estos trabajos afirman que los habitantes de la capital han recuperado calidad de vida, y no existen voces críticas en torno a la gestión de la Alcaldía”, asegura la FLIP sobre lo publicado por El Tiempo.

De los medios mencionados por la FLIP, solo RCN Radio y El Espectador se han referido al tema, a manera de explicación. Otros que no están en el listado de los 6 de la FLIP recogen la información que publicó la ‘Liga contra el silencio’, sin aclarar si también reciben plata de la Alcaldía por pauta, en una transacción que la Consejera de Comunicaciones de la Alcaldía, Paola Tovar, entrevistada por la FLIP, califica como “comunicación pública”, un concepto que implica hacer “alianzas con medios” y pensar en una “estrategia de comunicación para tender puentes de confianza y acercarse al ciudadano”.

Es solo una porción del presupuesto total

A la luz de lo que le confirmó Tovar a la FLIP (que la Administración “ha invertido más de 100.000 millones de pesos en publicidad oficial desde 2016”), resulta obvio pensar que sí debe haber una amplia gama de medios (y aquí es necesario dejar claro que a la fecha Pulzo no ha recibido ingresos por pauta por parte de la Alcaldía de Bogotá), como una cola de cometa, que van detrás de los que más reciben por publicidad de la Alcaldía, y a los que también valdría la pena someter al análisis que le hizo la FLIP a El Tiempo. Por ejemplo, todos los días se escucha información de la Alcaldía en emisoras como Candela, La X y en canales internacionales como History Channel, entre muchos otros.

Aquí caben varias preguntas: ¿Si se suma lo que recibieron Caracol Televisión, El Tiempo, RCN Televisión, RCN Radio y Caracol Radio en 2016 (4.805 millones de pesos) y lo que recibieron en 2017, incluido en este año El Espectador (3.642 millones de pesos), lo que da 8.447 millones de pesos, en qué otros rubros o en qué otros medios se han invertido los más de 90.000 millones de pesos adicionales que completarían los 100.000 millones de pesos en publicidad oficial de los que habla Tovar?

Según estas cifras, totalizadas a partir de los datos del informe de la FLIP, a los medios señalados les correspondió en los años referenciados el 10% de la totalidad de la inversión de la Alcaldía en publicidad. ¿Esos valores, presumiblemente elevados, no obedecen a que, por ejemplo, en el caso de la televisión, las tarifas son altas porque la producción en ese medio es, por su naturaleza, sumamente costosa, teniendo en cuenta la ingente cantidad de recursos (humanos, técnicos…) que debe emplear?

¿Por qué se centró en un solo medio?

Particular atención merece el enfoque del informe de la FLIP, publicado bajo el título ‘La Alcaldía de Bogotá compra buenas noticias’. En su ejercicio, evidentemente inductivo, solo analiza el caso de El Tiempo, al cual descalifica porque “visto desde las reglas básicas del periodismo”, las notas de ese medio “carecen de equilibrio informativo, pues solo muestran un ángulo del tema y no incluyen voces de otros sectores. Tampoco parece que sea publicidad, pues no está marcada como tal”.

Pero el titular —que inevitablemente abarca, a manera de sombrilla, a los otros medios que menciona— y el análisis de un solo caso arrojan un manto de duda sobre los otros medios que encabezan la lista de los que han recibido más recursos por pauta de la Administración. ¿No debió la FLIP hacer con los otros medios el mismo escrutinio de contenidos que hizo con El Tiempo? ¿Si es solo El Tiempo el que incurre en las graves faltas que indica la FLIP, esa ONG no debió titular su informe únicamente señalando a El Tiempo, con algo así como ‘La Alcaldía de Bogotá compra buenas noticias en El Tiempo’? ¿Ante los graves señalamientos de la FLIP contra El Tiempo, no es a ese medio al que le corresponde salir a responder primero? En ese sentido, el informe de la FLIP podría resultar incompleto y carente de rigurosidad.

¿Quién tiene la culpa: los medios o la Alcaldía?

Ante los hallazgos parciales de la ONG, dos medios ya se han manifestado. Yolanda Ruiz, directora de noticias de RCN Radio, explicó que “una cosa es la pauta oficial, que va con claridad en los medios de comunicación”, en los que se dice: “Esto es pauta, esto es contenido”, aunque admitió que “evidentemente, los medios de comunicación tienen que vivir de la pauta oficial y no oficial”.

“Una cosa es cuando hay claridad y transparencia en que esto es pauta y se pone en el espacio de la pauta, y otra distinta es cuando no está claro si es pauta o es contenido. Me parece que son dos debates distintos”, precisó Ruiz. “Los periodistas muchas veces quedamos en el sándwich entre el medio de comunicación, pues tiene que dar una rentabilidad, porque si no, deja de existir. Si no entra pauta, pues no existe. Pero los clientes están pidiendo que haya contenido. Entonces, el contenido empieza a tocar lo editorial y los periodistas tenemos que empezar a dar batallas que se dan todos los días; es parte del ejercicio profesional”.

También recomendó que quienes manejan la pauta oficial “entiendan que cuando ponen una pauta en un medio de comunicación, eso no compromete ni debe comprometer la línea editorial del medio de comunicación”.

Además, la periodista recomendó que “los que pautan y los que estamos haciendo la información deberíamos tenerlo claro y deberíamos entender que eso es un valor, es decir, que cuando el medio de comunicación se mantiene independiente de la pauta es un valor para el medio de comunicación, para la democracia y para la entidad que está pautando”.

Ruiz asegura que es importante que el periodista pueda hacer su trabajo de manera independiente, “para cuando se diga: ‘Yo aplaudo lo que hizo el alcalde’, se sepa que de verdad se está aplaudiendo lo que hizo el alcalde, y no le están pagando para que aplauda al alcalde. O al contrario, cuando se hace una crítica, que se pueda hacer el debate abierto”.

El Espectador, por su parte, sí critica, curiosamente sin mencionar su nombre, a El Tiempo: “Un medio impreso colombiano de circulación masiva olvidó por completo el principio ético de la independencia periodística en más de una ocasión. Específicamente al hablar de la gestión del alcalde Enrique Peñalosa dedicó una doble página a dar cifras que, al parecer, no son del todo ciertas”.

La reconvención a El Tiempo la hace El Espectador después de recordar que los medios de comunicación “se encuentran inmersos entre varias líneas difusas que chocan con la ética periodística y la información”, y que una de esas fronteras “es la publicidad, que en algunas ocasiones se viste de noticia para dar datos parcializados a los lectores y audiencias de diversos portales”.

Para El Espectador, lo mismo que para Ruiz, “el debate con este tipo de publicidad está en que el lector debería tener claro si lo que está leyendo es una pauta o un reportaje hecho exclusivamente por los periodistas”. Y vuelve a señalar que El Tiempo (al que se refiere solo como “ese medio”) y todos los medios del país “han incurrido en el error de no establecer límites”. El Espectador reconoce que, aunque “ha fijado filtros internos, ocasionalmente no ha escapado a esa circunstancia”.