La capacidad de encontrar alternativas de financiación para sostener e impulsar su operación es uno de los principales retos de las pymes en Colombia y en la región.

Según datos de la Ocde, estas compañías son responsables del 99,6% del tejido empresarial de América Latina y el Caribe, a pesar de que por décadas han tenido que convivir con la asimetría del acceso a oportunidades de crédito en el sector financiero, sumado a la desaceleración de sus negocios como parte de los efectos de la pandemia en los últimos dos años.

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Los obstáculos con los que estas empresas deben convivir para obtener financiación son varios. Por una parte, cuando ponemos la lupa sobre las pymes, muchas de ellas operan con altos niveles de informalidad, sus calificaciones crediticias son bajas, carecen de garantías para respaldar la deuda, su historial de resultados es irregular y tienen dificultades para delinear sus planes de negocios.

En resumen, la falta de información y datos sobre el desempeño de las pymes hace muy complicado que estas cumplan los requisitos para acceder a un crédito tradicional.

Por otro lado, cuando dirigimos la atención hacia las entidades financieras tradicionales, también encontramos barreras, entre las que destacan requisitos con los que deben cumplir las pymes que no se ajustan a su realidad, tasas de interés demasiado altas, tickets de bajo monto costosos de gestionar, una gran dificultad para acceder a puntos de información alternativos que permitan evaluar el riesgo desde perspectivas más novedosas, y sobre todo, un portafolio de productos de crédito diseñados como “one size fits all”, en el que la entidad financiera, en lugar de entender adecuadamente el negocio de cada pyme, obliga a estas compañías a adaptarse a las ofertas genéricas del banco.

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¿Cómo pueden las pymes de la región acceder a soluciones de crédito?

Dicho esto, ¿cómo pueden las pymes de la región acceder a soluciones de crédito que efectivamente respondan a sus necesidades, sus limitaciones y las limitaciones del sector financiero tradicional?

¿Cómo es posible transformar a las compañías que pocos se atreven a financiar en compañías viables para la financiación? La respuesta está en las compañías fintech, que a través de su tecnología, su capacidad para crear modelos de evaluación de riesgo alternativos y su gran versatilidad para desarrollar productos a la medida de las necesidades de este segmento del mercado están generando soluciones para incrementar el acceso al crédito en toda Latinoamérica.

Como explica Alejandro Monzó, CEO de Tangelo, compañía especializada en el desarrollo de soluciones de crédito 100% digitales para personas y empresas en la región, hay cuatro principios que le permiten a las fintech convertir a compañías tradicionalmente no financiables en compañías sujetas de financiamiento.

El primero tiene que ver con la agilización de procesos a través del uso de tecnología y de plataformas digitales. El tiempo es un valor fundamental para las pymes, en especial cuando lo que está en juego es su flujo de caja, y los procesos usualmente lentos de la banca tradicional no corresponden al ritmo de las soluciones que estas empresas exigen. Para ellas, bien lo saben las fintech, la rapidez en la solicitud, la aprobación y el desembolso del dinero puede ser la diferencia entre poder aprovechar las oportunidades en su mercado o tener que dejarlas pasar.

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El segundo tiene que ver con los modelos de evaluación de riesgo utilizados por compañías como Tangelo que se nutren de múltiples fuentes de información que permiten entender con mayor precisión a una pyme.

Mientras la banca tradicional basa sus decisiones de crédito principalmente en datos de las centrales de riesgo, los modelos de riesgo flexibles del mundo fintech reúnen información financiera y transaccional de la pyme, información sobre compañías similares e información del dueño de la empresa, entre otras fuentes de datos, para crear puntajes de crédito combinados que por ser más robustos amplían el espectro de empresas que pueden ser financiadas.  

El tercero, que es precisamente la base del modelo de negocio de Tangelo, se basa en la idea de que financiar pymes está directamente relacionada con la manera como se llega a ellas.

Llevar soluciones de financiación a las micro, pequeñas y medianas empresas es más eficiente si se hace a través de la penetración de los ecosistemas más relevantes para su actividad económica. Construir alianzas con corporaciones que hacen parte de la cadena de suministro de empresas más pequeñas, permite no solo ofrecer financiamiento, sino más importante aún, hacerlo en un contexto rico en datos. Son precisamente estos datos los que permiten mejorar la capacidad predictiva de los modelos de crédito, logrando generar una mayor inclusión y acceso al crédito.

Finalmente, el cuarto principio que destaca Monzó tiene que ver con la capacidad de las fintech para diseñar productos a la medida de las muy particulares necesidades de las pymes. Mientras que la banca tradicional exige que las pymes se adapten a sus ofertas, las fintech son más versátiles en su capacidad de adaptar sus soluciones, lo cual representa un cambio de paradigma donde los clientes están verdaderamente en el centro de la oferta de valor.

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Así las cosas, la brecha que separa a las pymes de las alternativas de financiación que soportan su crecimiento viene cerrándose progresivamente. Con una combinación de tecnología, nuevas formas de evaluar el riesgo, un modelo de negocio más incluyente y una mayor capacidad de adaptación, las empresas Latinoamericanas a las que nadie les prestaba están siendo convertidas, poco a poco, en sujetos de crédito en la región.

El acceso a crédito eficiente funciona como un motor para el desarrollo económico y sienta las bases para un desarrollo y crecimiento económico más dinámico y sostenido en América Latina.