El arte que viaja entre continentes: una subasta en Bogotá revela tensiones, secretos y retos del diseño global

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Una subasta en Bogotá reúne arte de cuatro continentes y debate la tensión entre valor y patrimonio.

La reciente subasta de artes decorativas y diseño organizada por Bogotá Auctions se presenta como mucho más que una cita comercial: constituye un reflejo de las dinámicas culturales y de las tensiones que marcan el desarrollo del arte utilitario en un contexto globalizado. Con una curaduría que reunió 137 lotes procedentes de Asia, África, Europa y América, el evento delineó un mapa de tradiciones, técnicas y estéticas que han evolucionado de la mano del tránsito entre la artesanía y la industria. La elección de piezas, según indicó Carla Sigismund, directora del departamento de artes decorativas, respondió al valor histórico, técnico y cultural que cada objeto encarna, buscando propiciar un diálogo entre imaginarios y prácticas de sociedades diversas.

El catálogo, al incluir objetos como una armadura samurái del periodo Edo, la cabeza de Ife del Reino de Benín, así como cerámicas originarias de China y Corea, pone en evidencia no solo la riqueza y pluralidad del acervo artístico, sino también los desafíos que implica exhibir y conservar piezas cuya historia a menudo arrastra procesos de expolio colonial y comercio ilegal. Este fenómeno, observado y documentado por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Asociación Internacional de Museos (ICOM), constituye una alerta sobre la circulación irregular de obras patrimoniales en el mercado global.

El recorrido por la historia europea y americana queda patente en la muestra de luminarias de firmas como Artemide y Kartell, cerámicas de Royal Doulton y bronces Art Nouveau. Charlotte Pieri, directora general, destaca en sus declaraciones cómo estas piezas narran la transformación del diseño en Europa, señalando la pugna entre la manufactura artesanal y la producción en serie, aún latente entre los coleccionistas. Sin embargo, el catálogo no profundiza en asuntos claves como la sostenibilidad y la inequidad en el acceso a bienes culturales, cuestiones debatidas en obras como El lujo y la crisis ecológica de Marc Augé (2022).

Por su parte, la participación de figuras latinoamericanas como el diseñador Alejandro Cabo y la artista Beatriz Amaral evidencia el dinamismo del diseño regional y su vocación de diálogo con las raíces precolombinas y corrientes internacionales como el brutalismo. Pieri resalta que la presencia de estos autores responde a la intención de visibilizar la diversidad del diseño colombiano, en línea con tendencias internacionales identificadas por la revista Wallpaper, que subrayan el ascenso de creadores emergentes en mercados antes dominados por Occidente.

La subasta, más allá de su función comercial, se transforma en un escenario de formación y apertura. La exposición previa, con entrada libre para el público, busca fortalecer el conocimiento sobre historia, técnicas y contextos de las piezas, práctica que, según el informe del Banco Interamericano de Desarrollo en 2021, facilita una democratización gradual del arte decorativo, aunque aún persisten limitaciones en el acceso. A pesar del uso de plataformas digitales que amplifican la participación –como se documenta en el informe de Art Basel & UBS de 2021–, la experiencia presencial permanece insustituible para la valoración plena de los objetos.

No obstante, este tipo de eventos también reproduce problemáticas estructurales del mercado, como la fetichización de lo exótico y la subordinación del valor cultural al meramente económico. Un análisis en The Art Newspaper (2023) advierte que la escasez de fondos públicos especializados en América Latina perpetúa la exclusión del disfrute colectivo de estas obras. De este modo, la subasta de Bogotá Auctions, pese a sus virtudes pedagógicas y curatoriales, reafirma la urgencia de políticas que faciliten el acceso equitativo al patrimonio decorativo y al diseño actual, en un momento en que la interacción de lo antiguo y lo contemporáneo plantea nuevas preguntas sobre el significado social de la belleza cotidiana.

¿Qué desafíos enfrenta la preservación de artes decorativas en América Latina? El interés creciente de coleccionistas y del público general por las artes decorativas ha evidenciado carencias en los sistemas de conservación de este tipo de bienes en la región. La falta de fondos públicos especializados, mencionada por The Art Newspaper, limita la creación de colecciones accesibles para el estudio y la apreciación colectiva, haciendo que la mayor parte de estas piezas permanezcan en manos privadas. Esto repercute tanto en la investigación académica como en la formación de públicos, perpetuando la concentración y el disfrute restringido de un patrimonio que podría contribuir a la construcción de identidad y memoria social.

La conservación enfrenta además retos logísticos y técnicos relacionados con la diversidad de materiales, técnicas y el contexto histórico de cada obra. Organismos como la UNESCO y la ICOM han alertado sobre la circulación ilícita y el expolio, lo que pone en evidencia la necesidad de mejorar los controles y políticas de protección, así como de construir alianzas entre los sectores público y privado para garantizar la preservación, catalogación y exposición democrática del arte decorativo.

¿Cómo influyen las subastas digitales en el acceso al arte decorativo? La creciente digitalización de las subastas, acelerada por el contexto de la pandemia según el informe de Art Basel & UBS, ha permitido que públicos de distintas geografías puedan participar en estos eventos, ampliando teóricamente el acceso a obras de artes decorativas. Sin embargo, esta modalidad presenta limitaciones frente a la experiencia presencial, pues la apreciación material y sensorial de los objetos resulta difícil de reproducir en entornos virtuales.

Además, pese a la amplitud que suponen las plataformas digitales, persisten las barreras de conocimiento, idioma y recursos técnicos que suelen limitar la inclusión real de audiencias más diversas. El tránsito hacia formatos híbridos, que combinan exposiciones físicas y pujas virtuales, abre nuevas posibilidades, pero requiere estrategias dirigidas a democratizar efectivamente la participación y el disfrute del arte decorativo en el continente.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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