La invasión a reservas naturales en Caldas alerta sobre el peligro del turismo irresponsable y la falta de conciencia ambiental

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Un grupo irrumpió en reservas naturales protegidas en Caldas, poniendo en riesgo su biodiversidad clave.

La reciente irrupción de un grupo de alrededor de 40 personas en reservas naturales gestionadas por la Central Hidroeléctrica de Caldas (Chec) ha provocado preocupación no solo por la vulneración de la normativa interna, sino también por el impacto que este tipo de acciones tiene sobre la protección de ecosistemas estratégicos. Según un comunicado institucional de Chec, pese a las advertencias del guardabosque, los visitantes traspasaron la propiedad privada, vulnerando casi ochenta años de esfuerzos enfocados en la conservación de cuencas clave, como la del río Chinchiná. Esta acción no constituye solo una falta de cumplimiento legal; representa una amenaza directa al delicado equilibrio necesario para sostener la biodiversidad y garantizar el suministro de agua para la región.

Actualmente, Chec cuida 7.040 hectáreas en la cuenca alta del Chinchiná, integradas en el Sistema Departamental de Áreas Protegidas, vinculadas a parques nacionales y reservorios vitales de especies endémicas y hábitats frágiles. Esta función responde a un enfoque globalmente reconocido de adquisición y manejo de tierras privadas, clave para asegurar la prestación de servicios ecosistémicos tan fundamentales como la regulación hídrica y la mitigación del cambio climático, especialmente en zonas tropicales de alta biodiversidad, según el World Resources Institute (2023). La preservación de estas áreas no solo es esencial para los recursos naturales, sino que forma parte de la resiliencia ecológica de toda la región.

Chec ha dado un lugar importante a la educación ambiental y el ecoturismo gestionado bajo protocolos estrictos. Senderos como Sabinas, La Esmeralda y La Gaviota solo admiten el ingreso bajo solicitud, guiado profesional y cumplimiento de reglas estrictas que minimizan la huella humana, en línea con prácticas sugeridas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, 2021). Sin embargo, el incidente reciente demuestra lo complejo de equilibrar el acceso público responsable y la necesaria conservación de los territorios, una situación que demanda mayor pedagogía en torno al respeto normativo y más participación comunitaria como medida de corresponsabilidad ambiental.

Además, el caso expone una problemática más amplia: el incremento del turismo no regulado y de actividades recreativas que presionan áreas protegidas, una de las principales amenazas en Latinoamérica, según Conservation Letters (2022). La prevención de estos impactos pasa no solo por fortalecer la vigilancia mediante tecnologías como drones y sensores, sino por integrar a entidades estatales, comunidades locales y organizaciones para la mejor gobernanza ambiental (FAO, 2023).

Con miras al 2026, la Chec tiene proyectada la protección, restauración y reforestación de 28.050 hectáreas, en concordancia con estándares internacionales recomendados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, 2024). Su propósito es consolidar la adaptación al cambio climático y asegurar la resiliencia hídrica y biológica. Todo esto resalta que la verdadera protección ambiental requiere de una transformación cultural que promueva el respeto colectivo por la naturaleza y las normativas, para que estas áreas continúen sirviendo como refugio de vida y fuente de recursos para el futuro.

¿Por qué es importante distinguir entre acceso público y conservación en áreas naturales protegidas? El acceso público a áreas ecológicas puede ser un valioso instrumento para la educación ambiental y la recreación responsable. No obstante, cuando este acceso se pierde de vista y no se ajusta a protocolos rigurosos, amenaza la integridad de los ecosistemas y el propósito de su protección. Distinguir las condiciones bajo las cuales se permite el acceso resulta esencial para evitar daños irreversibles y permite que las áreas protegidas sigan cumpliendo su función ecológica a largo plazo.

¿Qué significa corresponsabilidad ambiental en la gestión de reservas? El término corresponsabilidad ambiental hace referencia a la participación activa y el compromiso de distintos actores—empresas, comunidades, gobiernos y visitantes—en la protección y manejo de los recursos naturales. En el caso de las reservas gestionadas por Chec, esto implica que no solo la empresa es responsable de preservar los territorios: también las comunidades cercanas, organizaciones e individuos visitantes deben asumir un papel consciente y respetuoso. Este enfoque refuerza la necesidad de educación ambiental y promueve el sentido de pertenencia y de respeto hacia los ecosistemas, condiciones imprescindibles para su conservación efectiva.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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