"No hay palabras": esposo de mujer que envenenó a sus hijos dio nuevo detalle en asesinato

Después de un mes y medio de investigaciones, las autoridades dieron a conocer en las últimas horas que la muerte de los jóvenes María Camila Hincapié Vélez, de 21 años, y Juan Carlos Hincapié Vélez, de 17, se trató de un homicidio que cometió su mamá, Diana Lorena Vélez Raigosa, de 42 años, quien también apareció muerta en el hecho, luego de terminar voluntariamente con su vida.

Los hechos se registraron en la madrugada del pasado 11 de septiembre en el barrio La Isla, comuna 2 (Santa Cruz), de Medellín, después de que mediante un mensaje de texto los familiares se enteraran de que estas tres personas estaban muertas dentro de la casa donde vivían. En el hecho, también apareció envenenado su gato.

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El secretario de Seguridad de Medellín, Manuel Villa Mejía, explicó sobre este caso que “presuntamente se tenía la hipótesis de que podría eventualmente tratarse de un triple suicidio, lo que se determina finalmente y gracias a las investigaciones, a lo dictado por Medicina Legal se puede corroborar que se trató del suicidio de la madre, pero que previamente lo que había ocurrido era un doble homicidio de sus dos hijos”.

Al respecto, el informe entregado por el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc), señaló en su reporte diario que tanto la Policía como la Fiscalía vienen abordando el caso como homicidio doloso, luego de recibir este dictamen forense, el cual por sus características se realizó de manera detallada y se analizaron todas las evidencias recolectadas tras este hecho.

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La versión del triple suicidio se comenzó a manejar a raíz del mensaje de texto que permitió la ubicación de los tres cuerpos dentro de la vivienda, el cual salió del celular de Juan Carlos y llegó al de su papá, César Augusto Hincapié Dávila, quien desde hace dos años reside en las Bahamas y trabaja como carpintero.

“Por favor, venga muy temprano, apenas se despierte. La llave queda en el borde de la ventana. La otra llave queda en la mata para que le diga a mi papá, busca el contacto de él y le avisa, él se tiene que hacer cargo de nosotros tres”, rezaba el mensaje que le llegó a este padre de familia en el archipiélago norteamericano.

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Esta versión fue ratificada inicialmente por el entonces comandante de la Policía Metropolitana, general (r) Óscar Andrés Lamprea, pero tanto allegados como el propio César Augusto dudaron de esa versión y aseguraron que todo se trató del doble homicidio de sus hijos y que fue cometido a manos de su progenitora.

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Durante la inspección realizada aquel miércoles, las autoridades encontraron un tarro de cianuro que habría sido usada por Diana Lorena para acabar con la vida de sus hijos y de ella misma. Aunque el mensaje que le llegó a César Augusto conducía a la primera hipótesis, apareció una segunda carta que le habrían entregado a la novia de Juan Carlos, en la que le pedían perdón por provocarle la muerte.

“Juana, perdóneme por hacerla sufrir. Le doy las gracias por los buenos momentos que mi hijo pasó a su lado, por el cariño brindado. Siento mucho hacerla pasar por esta situación, pero no podía dejarlos abandonados y sufriendo día a día con el suicidio de su madre. Quedan preguntas sin respuesta, pero piense que Juan hasta su último día fue feliz”, decía este segundo pronunciamiento.

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Ante esto, en un comunicado que conoció en primicia EL COLOMBIANO, César Augusto ya descartaba que sus hijos quisieran acabar con sus vidas, teniendo en cuenta los proyectos personales y profesionales que tenían, ya que ambos estaban estudiando en la universidad después de tener logros destacados durante su vida en el colegio. Ambos fueron becados en su momento.

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“Los conocí bien en cada una de sus facetas y sé que ellos deseaban cumplir las metas de su futuro más que cualquiera”, decía uno de los apartes del pronunciamiento, en el cual agregó que “no hay palabras ni actos que logren describir el dolor y el desconcierto por la trágica muerte de mis hijos, quienes eran muchachos excepcionalmente juiciosos, cariñosos, estudiosos y felices, pero, sobre todo, llenos de vida y sueños”.