Choques de Petro con Leyva Durán y político de EE. UU. harían preferible un examen médico

Nación
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Escrito por:  Fredy Moreno
Actualizado: 2025-05-07 10:47:03

El excanciller y el representante republicano señalan al presidente de adicción a las drogas. Un examen lo aclararía todo, pero el mandatario sigue otro camino.

El caso de una presunta adicción del presidente Gustavo Petro a las drogas ya superó las fronteras de Colombia. Si en el interior del país fue su excanciller Álvaro Leyva Durán el que empezó a hacerle esos graves señalamientos, ahora en el exterior es el representante estadounidense Mario Díaz-Balart el que incrimina al mandatario colombiano. Una sola movida, una sola acción del jefe de Estado sería suficiente, no solo para desmentir esos señalamientos, sino para dar un durísimo golpe a sus detractores que han encontrado una buena cantidad de pólvora en las declaraciones de Leyva Durán. Pero el presidente no se anima.

(Le interesa: “Lo saco de donde sea”: destapan tensos momentos por supuesta escapada de Petro en París)

Esta semana, Leyva Durán publicó una segunda carta en la que asegura que el presidente Gustavo Petro tiene problemas de adicción. En otra misiva anterior ya había estremecido al país por informar lo que supuestamente hizo el mandatario en París, ciudad donde se perdió durante dos días, y después aseguró que había estado donde su hija y nietos. Al jefe de Estado, en todo caso, no le debería bastar con los comentarios burlones que hace en respuesta a Leyva Durán, asegurando que es un “adicto al amor”. El país serio espera más de él por el cargo que ostenta.

Es cierto que el presidente no tiene que demostrar nada, al menos por dos razones: si consume estupefacientes, es algo que atañe a su intimidad (aunque por encarnar la figura de la primera magistratura del país su vida privada transita a lo público); y la carga de la prueba debe correr a por cuenta de quienes lo acusan, no del mandatario. Leyva Durán actuó mal al no dar a conocer, cuando hizo parte del Gobierno (también debió renunciar si no estaba de acuerdo), las supuestas adicciones del jefe de Estado. Y actúa ahora peor al difamar al presidente Petro sin mostrar pruebas.

“Señor presidente Petro, usted está enfermo”, escribe Leyva Durán en su carta de esta semana. “Su desaparición en París fue la reiteración de una conducta que puso de manifiesto una vez más la gravedad de su condición. De su adicción. Tan evidente lo ocurrido entonces que los hechos sucedidos se fueron confirmando con un sin número de testimonios. Y a propósito de querer enmendar la plana lo asesoraron mal al ponerlo a firmar el Decreto número 1009 del 24 de junio de 2023, consignando en ese acto administrativo una falsa motivación del mismo y una falsedad ideológica en documento público”.

Gustavo Petro saca réditos políticos a la confrontación

Si el presidente Petro quisiera desactivar todos esos infundios, lo podría hacer con un examen toxicológico que evidenciara que no consume drogas. Con eso les taparía la boca a quienes lo señalan y daría un golpe político a su favor, pues demostraría que es víctima de calumnias. Y la humanidad, que siempre se sitúa a favor de las víctimas, lo arroparía. Pero eso no le daría los réditos políticos que sí obtiene al usar la situación para exacerbar a sus seguidores, asegurando que se trata de una conspiración internacional para tumbarlo y amenazando con el estallido de una revolución.

Como se siente cómodo en la pendencia, algo que sus seguidores le aplauden hasta el paroxismo, el mandatario no se limpia la suciedad que arrojan contra él. Para descalificar a su excanciller, lo acusa de hacer parte de un supuesto complot impulsado por sectores internacionales para debilitar su Gobierno, e hizo alusión al representante republicano estadounidense Mario Díaz-Balart.

El político norteamericano también le respondió con una piedra en la mano, apelando a los señalamientos que ha hecho Leyva Durán, al decir que el presidente Petro “parece que está de nuevo bajo la influencia de drogas, alcohol o ambos. Ha llegado al punto que no puede ni deletrear nombres comunes”. Y hasta le recomendó una lista de programas de rehabilitación de drogas “para que busque ayuda profesional con su problema de adición. El Sr. Petro da vergüenza ajena. Espero que con ayuda profesional pueda combatir su adición y se pueda mejorar”.

El presidente Petro ripostó, demostrando lo útil que le resulta cualquier confrontación para mover sus ideas de revolución: “Vuelvo a repetirlo senador Diaz Balart [sic], y usted lo sabe muy bien, no solo intenta derribar al presidente de Colombia, por vía parlamentaria en alianza con la extrema derecha colombiana, sino silenciarme para que no esté en la campaña electoral […]. Si usted derriba al presidente de Colombia, estallará la revolución en Colombia, además de Leyva hay otros y otras que lo ayudan. Aún yo muerto, estallará la revolución en Colombia”.

Díaz-Balart, consciente de la incontinencia verbal y digital del presidente Petro en X, no solo lo corrigió, sino que aprovechó para echar sal y limón en la herida: “@petrogustavo, como dije antes, es obvio que tiene serios problemas de adicción, según informa la prensa. Por su propio bien y el de Colombia, le pido nuevamente que busque la ayuda que necesita. El primer paso es admitir su adicción. Además, no soy senador, sino miembro de la Cámara de Representantes, pero entiendo que sus problemas pueden haberle causado confusión”.

¿Por qué el presidente de un país tiene que someterse a semejante escarnio, que afecta su propia imagen y, por extensión, la de la nación? ¿Un examen toxicológico negativo para el consumo de estupefacientes no daría un golpe contundente y suficiente a quienes quieren dañar el prestigio del mandatario? Si el jefe de Estado no tiene nada que ocultar, un examen científico no haría más que darle la razón a él y desnudar las malas intenciones de personas como Leyva Durán y Díaz-Balart. Todo acabaría ahí.

Pero el presidente Petro prefiere otro camino, más bien agonal, válido, pero siempre en clave de confrontación, como hacer ver que escribe en la madrugada, un hecho que sus enemigos entienden como signo de un estado de alteración del mandatario provocado por sustancias distintas al café.

En la madrugada de este miércoles, publicó en X: “Esta será otra prueba para los amigos de Leyva porque escribo a la 1.19 de la mañana. Quiero presentarle las pruebas a la fiscal general de la Nación, ojalá mañana mismo, que muestra los actos de sedición de lo que Leyva llama: acuerdo nacional, que ahora propone con grupos de extrema derecha y grupos armados en guerra, al cual ha invitado a algunas personas muy conocidas, y donde se demuestra la reunión con Diaz Balart [sic], que él ahora niega”.

Así como busca probar la supuesta sedición de Leyva Durán, el presidente Petro también podría tener en consideración demostrar que su salud no está afectada de ninguna manera, salvo por las intervenciones que se hizo en el rostro, que habrían requerido de anestesia general, y de las cuales el país se enteró mucho después.

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