‘No hay un lugar seguro en Gaza’, denuncia la población, obligada a desplazarse

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Criticado por su bloqueo total de la Franja de Gaza, Israel ha permitido la entrada al enclave palestino de unos pocos camiones cargados de leche infantil. Una gota en el océano de las necesidades. Desde el 2 de marzo, el Estado judío ha prohibido la entrega de ayuda humanitaria al territorio devastado por la guerra.

Criticado por su bloqueo total de la Franja de Gaza, Israel ha permitido la entrada al enclave palestino de unos pocos camiones cargados de leche infantil. Una gota en el océano de las necesidades. Desde el 2 de marzo, el Estado judío ha prohibido la entrega de ayuda humanitaria al territorio devastado por la guerra.

Con nuestros corresponsales en Gaza, Rami El Meghari y en Jerusalén, Sami Boukhelifa

“Dos millones de personas están muriendo de hambre en Gaza”, advirtió ayer la Organización Mundial de la Salud. Al mismo tiempo, el ejército israelí sigue bombardeando a civiles, causando desplazamientos masivos de la población. La Defensa Civil reporta varias decenas de muertes en el enclave el martes.

Una vez más, hay que huir a pie o hacinados en la parte trasera de los pocos camiones que aún están en movimiento. Jabalia y Beit Lahia son campos de ruinas, en el norte del enclave, cementerios de gazatíes. Todos los días, el ejército israelí mata a hombres, mujeres y niños con sus bombardeos. Los cuerpos son desmembrados, quemados.

“Pasamos una noche sin dormir. Es imposible dormir con estos bombardeos aleatorios. Nos dicen: ‘vayan a las zonas seguras’. Pero, ¿dónde están estas zonas seguras? No hay un lugar seguro en Gaza. Golpean en todas partes. Estamos bajo fuego todo el tiempo. Los israelíes nos están masacrando y punto. Todo lo que recibimos son bombas y proyectiles”, denuncia Mumen, que se dirige hacia el centro de la Franja de Gaza.

“En el mejor de los casos, comemos un dátil al día”

Los misiles están cayendo sobre una población indigente, con el objetivo de desplazar masivamente a la población y apoderarse de sus tierras. Salah, también en camino hacia el centro de la Franja de Gaza, dice: “Nos echaron a la calle. Dormimos a la intemperie, y a nuestro alrededor solo hay bombardeos y caos. Estás sentado en silencio y, de repente, los misiles te llueven sin previo aviso”. No hay más vida ni comida. “En el mejor de los casos, comemos un dátil al día”, continúa el padre.

“Miles de toneladas de alimentos están a las puertas del enclave”, dice la OMS. Israel, que lleva casi tres meses bloqueando la entrega de esta ayuda humanitaria, ha anunciado ahora que deja pasar lo mínimo.

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