Conozca la historia del intérprete de ‘Tierra mala’; del campo a leyenda del vallenato

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El oriundo de Mandinguilla, vereda ubicada en Chimichagua, Cesar, se involucró en el mundo artístico desde muy joven.

El cantante Amín Martínez, proveniente de una familia humilde, de campo, salió de su casa a estudiar a Santa Marta para cumplir el sueño de su papá de convertirse en médico veterinario, pero su pasión por la música lo llevó a tomar rumbos distintos.

El oriundo de Mandinguilla, una vereda ubicada en Chimichagua, Cesar, se involucró en el mundo artístico cuando, viviendo pensionado en la ciudad de Santa Marta, escuchó el son de la caja, la guacharaca y el acordeón en una parranda.

(Vea también: Katalina Posada aclaró si está separada de Luis Alberto Posada)

“Una noche, casi a las 9:00 de la noche, escuché una caja, pero se escuchaba cerquita, y le dije a la señora donde vivía que yo quería ir donde sonaba esa caja, eso le rogué para que me dejara ir, y me fui. Y cuando llego allá, qué sorpresa, escucho a Adanies Díaz, Ismael Rudas, y como pude entré y me puse a hacer los coros y todo el mundo quedó asombrado”, contó el artista en una entrevista que dio al comunicador Fito Osorio.

Desde ese momento la vida de Martínez cambió y tomó un giro de 180 grados. El también cantante Miguel Patiño lo invitó a la ciudad de Barranquilla para realizar unos ‘toques’, estando allá se enteró que la agrupación vallenata Los Embajadores estaban en busca de un corista y decidió “probar suerte” en la ciudad de Bucaramanga.

“Me fui para Bucaramanga y encontré a los famosos embajadores, allí empecé con ellos y en una presentación que tuvimos en Ocaña, Norte de Santander, me dieron la oportunidad de cantar, allí me escuchó German Carreño y Víctor Pascuales, me dijeron que me consiguiera un acordeonero y que le mandara una muestra a Discos Fuentes, 20 días después grabamos con Discos Fuentes nuestro primer CD titulado ‘Enamorado de amor’”, relató el cantante.

De su primer trabajo discográfico salió el gran éxito musical, aún recordado y sonado en parrandas, como lo es ‘Ceniza fría’, el ‘gran batatazo’, como el mismo intérprete lo tildó.

Desde allí desplegó su vida músical, ‘Ceniza fría’ sonó en Santander y parte del Cesar. Luego vino su segundo álbum llamado ‘Uno A’, compuesto de 12 canciones, de las cuales 10 ‘se pegaron’, entre ellas: ‘No lucharé por lo que ya perdí’, ‘A tu ventana’, ‘Te veré llorar’, ‘Murió el amor’, entre otros.

Para el artista chiriguanense era un completo reto realizar un nuevo álbum, pues venía con grandes éxitos musicales y no podía “bajar la guardía”, su deseo era mantenerse y hasta poder superar los álbumes anteriores. Y lo logró.

Aním Martínez logró con su tercer trabajo discográfico llegar a nuevos lugares. Canciones como ‘Muchacha encantadora’, ‘El precio de un error’, ‘No me tengas lastima’, entre otros, fueron la catapulta que lanzó al artista al estrellato en el folclore vallenato.

A partir de allí y con el sexto álbum llamado ‘Fábula de amor’, donde lanzó la canción ‘Tierra mala’, llegaron las contrataciones y las giras a nivel internacional. El artista de dichos éxitos contó que se siente orgulloso porque “a pesar de tener tantos años, son éxitos que aún suenan en las parrandas”.

Esta entrada la puede encontrar en El Pilón.

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