Colombia y Venezuela reimpulsan su comercio: exportaciones no mineras lideran la recuperación fronteriza

Economía
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El comercio entre Colombia y Venezuela crece en 2025, pero el intercambio aún enfrenta desafíos clave.

El comercio entre Colombia y Venezuela ha evidenciado un notable repunte y una tendencia hacia la sostenibilidad durante los primeros ocho meses de 2025. Este dinamismo no solo se refleja en el aumento de las cifras comerciales, sino también en la consolidación de un proceso de integración económica que ha debido superar décadas de altibajos en la relación binacional. De acuerdo con la Cámara Colombo Venezolana, el intercambio comercial entre ambos países llegó a US$660,9 millones entre enero y julio, sobresaliendo el volumen de exportaciones colombianas, las cuales representaron casi US$600 millones, con un avance del 11,9% en comparación con 2024, mientras que las importaciones desde Venezuela hacia Colombia experimentaron una disminución del 21,9%.

Este balance comercial desigual se traduce en un superávit de US$540 millones a favor de Colombia. La razón principal radica en la amplitud y diversificación de sus exportaciones, ante todo en sectores ajenos a la minería y la energía, como materias plásticas, papel, cartón, agroindustria y productos químicos. Estos rubros concentran cerca del 60% del total exportado. Resulta particularmente llamativo el crecimiento en exportaciones de papel y cartón (+135%) y de materias plásticas (+61%). Estos datos sugieren una revitalización de las actividades manufactureras y agroindustriales que beneficia tanto a las principales ciudades fronterizas como a empresas ubicadas en áreas gravemente afectadas durante los años de cierre y crisis económica binacional. En términos de volumen, las exportaciones colombianas sumaron un incremento del 26%, logrando 350.000 toneladas métricas, con Maicao y Cúcuta asentándose como los puntos de salida más relevantes.

Por su parte, las importaciones venezolanas hacia Colombia continuaron a la baja, totalizando US$64 millones y exhibiendo además una reducción de volumen cerca del 63,7%. De acuerdo con la Cámara Colombo Venezolana, esta disminución se explica principalmente por la menor demanda de materias primas tradicionales como sal, yesos y combustibles minerales. Sin embargo, algunos segmentos industriales muestran signos de recuperación: aumentó la importación de aparatos eléctricos (+23%) y de papel (+54%), revelando señales de posible reactivación en industrias específicas de Venezuela en medio de su prolongada crisis.

El proceso de reapertura de la frontera, iniciado en septiembre de 2022, ha sido determinante para la actual recuperación. Según registros de la Cámara Colombo Venezolana, desde entonces el comercio bilateral ha superado los US$2.789 millones. Esta evolución abre perspectivas alentadoras para una integración más profunda, pero también pone sobre la mesa la necesidad de superar retos logísticos y regulatorios con visión conjunta, como señala Juan Gabriel Pérez Chaustre, presidente ejecutivo de la cámara.

Organismos como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) destacan que la normalización comercial entre países con largas historias de intercambio, como Colombia y Venezuela, puede generar efectos positivos sobre el empleo formal y fortalecer las cadenas productivas regionales. Además, la progresiva diversificación de productos exportados y la relativa reducción de peso del sector minero-energético permiten construir una mayor estabilidad frente a los vaivenes de los mercados internacionales y las crisis domésticas.

Desde una mirada histórica, el actual repunte comercial ocurre luego de largos años de tensión y tras el cierre parcial de la frontera en 2015, que provocó el colapso del comercio y un fuerte impacto social. Este renacimiento no solo evidencia el resultado de acuerdos diplomáticos y modernización de infraestructura, según medios como Reuters y El Espectador, sino que también implica un esfuerzo por recomponer las redes empresariales y sociales a ambos lados de la frontera.

Sin embargo, expertos en comercio internacional advierten que la consolidación de un comercio bilateral sostenible depende de factores aún pendientes, como la estabilidad política, la optimización logística y el desmonte de obstáculos arancelarios y no arancelarios. El fortalecimiento institucional, especialmente en áreas migratoria y laboral, será crucial para transformar esta recuperación en un avance inclusivo capaz de beneficiar de manera equitativa a las comunidades que habitan la frontera.

El ejemplo de Colombia y Venezuela revela cómo la economía, a través del comercio, puede erigirse en una herramienta poderosa de reconstrucción social y reconciliación regional, al tiempo que redefine las posibilidades de integración económica para América Latina en el actual escenario global.

¿Cuáles fueron las principales causas del cierre de la frontera en 2015? El cierre parcial de la frontera entre Colombia y Venezuela en 2015 marcó un hito negativo para la región, provocando el desplome del comercio formal y afectando a miles de familias y empresas en las zonas fronterizas. Esta decisión, contextualizada por un periodo de tensiones diplomáticas y crisis social y económica en Venezuela, buscaba frenar el contrabando y controlar movimientos migratorios considerados irregulares por el gobierno venezolano, generando consecuencias directas sobre la economía y la vida cotidiana de las poblaciones locales. Sin embargo, las repercusiones se extendieron más allá del comercio: comunidades enteras vieron restringido su acceso a bienes de primera necesidad, servicios de salud y oportunidades laborales, lo que forzó movimientos migratorios y profundizó la crisis humanitaria ya existente en la frontera. La situación también puso a prueba la capacidad institucional de ambos países para gestionar la cooperación, la vigilancia y la asistencia humanitaria durante ese periodo.

¿Qué implica la diversificación de las exportaciones no minero-energéticas? La diversificación de las exportaciones no minero-energéticas, en el contexto del comercio entre Colombia y Venezuela, implica ampliar la oferta de productos hacia sectores como plásticos, papel, cartón, agroindustria y químicos, más allá de las tradicionales ventas de minerales y energéticos. Según la Cámara Colombo Venezolana, este enfoque contribuye a mitigar la vulnerabilidad ante las fluctuaciones de los precios internacionales del petróleo y el carbón, ofreciendo mayor resiliencia económica y oportunidades de desarrollo regional. Además, al diversificar las exportaciones, se favorece el fortalecimiento de industrias manufactureras y agroindustriales locales, se promueve el empleo formal y se impulsa una estructura productiva más sólida. Esto es vital para dinamizar el tejido empresarial fronterizo, que por años estuvo resentido debido al cierre de la frontera y a las crisis económicas de ambos países.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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