El caso de Jhon no es el único. Muchos más han decidido comprar su carro particular y prestar el servicio por la aplicación.

Inicia la semana con anuncio de paro de taxistas y desde hace meses vemos constantes enfrentamientos entre conductores, pero, a pesar del panorama, el Gobierno Nacional no parece tomar acciones contundentes.

La sanción de la superintendencia de puertos y transportes, por un poco más de 450 millones de pesos a Uber, parecía demostrar la posición del Gobierno al respecto y la decisión de evitar la operación en Colombia. Pero la respuesta de la empresa, un poco desafiante, aclaró que seguirían en nuestro país.

Sin querer ser alarmista, me parece que el Ministerio de Transporte no ha sido contundente para enfrentar el problema. No es el único caso, pasa con el mototaxismo o bicitaxismo. La entidad parece detenida observando sin tomar cartas en el asunto ¿Qué se necesita? ¿Una tragedia?.

No estoy de acuerdo con el uso de la fuerza o la violencia y por eso rechazo las acciones tomadas por algunos taxistas que destruyen el patrimonio de otros ciudadanos. Pero comparto su preocupación, el negocio de los taxis se maneja en un mundo de intermediarios que eleva el costo de un vehículo de forma alarmante.

Las empresas que tienen vehículos amarillos de transporte público individual no son las dueñas de los carros, prestan un servicio de intermediación y por esa razón les preocupa poco la calidad del servicio o el bienestar del conductor, de ahí la reiteradas quejas y el descontento de los usuarios con el gremio de taxistas.

El Gobierno nunca ha hecho nada para regular un negocio pulpito para esas empresas que ganan millones sin mayor esfuerzo, porque hábilmente en época electoral sus propietarios prometen miles de votos a favor de candidatos que luego resultan electos. Con ese antecedente difícilmente eso pasará.

Y en ese momento es cuando aparecen plataformas como Uber que innovan y compiten el mercado. Según un informe de la BBC publicado en 2015 esta empresa existe en 344 ciudades de 63 países.

En nuestro continente ya opera en 21 ciudades, en países como Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay. Además, señala que en 10 meses del año pasado se realizaron 30,4 millones de viajes en toda América Latina, con un promedio de unos 256.000 viajes al día.

El mismo informe dice que según estadísticas publicadas por la compañía en enero de 2015, un chofer de Uber en EE.UU. gana en promedio 19,04 dólares por hora, ya descontada la comisión de Uber (unos 57 mil pesos colombianos). Y según de El Financiero, en México un conductor de Uber gana entre 540 dólares y 720 dólares mensuales (1’600.000 – 2’160.000 pesos colombianos), calculando el dólar a unos 3.000 pesos colombianos.

Con esas cifras será difícil pensar en la salida de operación de la plataforma, pero si es lo quiere el Gobierno colombiano ¿por qué no mejor bloquear la aplicación desde el Ministerio de Telecomunicaciones?

Entre tanto seguimos invitados una realidad en la que las autoridades parecieran no querer intervenir y esperan con la calma acostumbrada que una tragedia los haga salir corriendo a remediar lo que con gestión pudieron hacer hace tiempo.

Mientras eso pasa, no queda otra que seguir rogando y suplicando a los taxistas que mejoren su servicio, pese al enmarañado mundo que representa su gremio, para ver si así los usuarios decidimos volver a creer en ellos y abandonamos el servicio de Uber. Y rezar para que en una de esas acostumbradas peleas no tengamos que reportar una tragedia.

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