Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Leonardo Olaya   Abr 27, 2024 - 5:36 pm
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Acaba de enterarse de que el homicida de su colega y amigo, el también urólogo Juan Guillermo Aristizábal, puso en tela de juicio su calidad profesional de manera pública, en el escrito en el que contó la forma como planeó el asesinato del médico, que conmocionó a la ciudad el pasado 18 de abril.

El profesional habló con El Colombiano sobre esta situación y sobre qué puede pasar, en realidad, durante un procedimiento de circuncisión, además de contar lo vivido cuando atendió a John Ferney Cano González, quien en el texto que escribió antes de cometer el crimen dejó constancia del sufrimiento que cargaba por un padecimiento de salud.

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¿Qué tiene para decir sobre el paciente que posteriormente asesinó al médico Aristizábal?

“En el caso de ese paciente estoy involucrado porque yo revisé ese paciente y él me menciona en el famoso libro. El caso de ese paciente no está relacionado con los riesgos propios de la circuncisión, porque ese paciente tenía dolor desde el 2016 y a él le hicieron la cirugía en el 2021. Que el paciente haya decidido que el objeto de su odio era Juan Guillermo no tiene nada que ver con la circuncisión”.

¿Qué opinión tiene del cartel en el que sale su rostro y que Cano incluyó en el libro?

“Con respecto a mi caso, que tengo un halo púrpura, lo que tengo que decir es que yo fui muy claro con el señor que ya llevaba 13 urólogos cuando me consultó y yo era el 14. Le dije que ese camino estaba errado y que en el mundo no existía un solo paciente que tuviera una enfermedad que solo él hubiera tenido. Estaba seguro de que la enfermedad que él decía tener alguien la debía haber visto, la debía haber estudiado y la debía haber descubierto. Como insistió tanto, le hice una biopsia del meato que le dolía, buscando un diagnóstico que fuera o no real. Me acusa de haberlo exprimido económicamente porque le cobré $300.000 por esa biopsia, que es lo que vale una consulta, y lo hice por ayudarlo. Pero cuando uno intenta ayudar a las personas, en algunas oportunidades, puede terminar crucificado. Eso de la explotación de la que él habla se desdice en las mismas historias que publica, donde salen los honorarios que le fueron cobrados”.

¿Cómo veía usted a Juan Guillermo como persona y profesional?

“Juan Guillermo fue mi estudiante desde pregrado, lo conocía cuando estudió en el CES. Luego fue mi alumno durante la residencia y trabajamos juntos en varios sitios. Él y su familia se convirtieron en mis amigos. Miguel, el hijo, es estudiante de Medicina en el CES y también lo conozco hace tiempo. Memo era un ser especial, dotado de una energía particular, no solamente para ser un buen médico urólogo, sino también un buen músico, que tocaba la batería con arte, no profesionalmente, pero si hubiera querido se dedicaba a la música. Era un ser muy explosivo, por su temperamento, pero era una persona noble, que perdió la vida en esta situación que es muy desafortunada”.

¿Cuáles son las complicaciones que puede tener una circuncisión?

“Cuando hacemos un consentimiento informado se habla de las complicaciones que se dividen en las inmediatas y las mediatas. Las inmediatas son cuatro: infección, sangrado, los riesgos propios de la anestesia y muerte, aunque prácticamente nadie se va a morir en este procedimiento. Las complicaciones mediatas, a largo plazo, son dos: que se forme una cicatriz queloide, es decir, una cicatriz gruesa, y que disminuya la sensibilidad durante la estimulación, que retarde o dificulte el orgasmo. Aunque si usted tiene una circuncisión bien indicada, rara vez eso va a ser un problema. Hay otras complicaciones más raras, como que se rompan todas las suturas y haya que repetirlas. Que una circuncisión genere dolor pene-ano como tal es extremadamente raro, aunque es posible”.

¿Es común toparse con esta clase de pacientes que comprometan su seguridad?

“No. Esta clase de eventos pueden ocurrir una vez cada 100 años. En Colombia, lo que tenemos habitualmente son pacientes alterados, pero esos pacientes no quieren matar al médico. Vemos agresiones a los médicos por el desespero en las urgencias, pero la mayoría es cuando los pacientes están bravos, lo que hacen es demandar”.

¿Qué tipo de medidas de seguridad tienen?

“Más allá de los vigilantes no tenemos nada. Memo había instalado un botón de pánico, porque el paciente había sido reiterativo con sus amenazas y algunos colegas también cuentan con este dispositivo. En algunas ciudades hay detectores de metales en la entrada de los hospitales, pero en Medellín esto no se utiliza”.

¿Desde la formación académica cómo los preparan para afrontar los fallos que se puedan presentar en los procedimientos, tanto desde la parte emocional como en la atención al paciente?

“Siempre les damos el mismo consejo a los médicos en formación. Siempre hay que darle la cara al paciente, hay que tener un excelente consentimiento informado, hay que hacer un doble chequeo a los puntos que son críticos, en los que se puede pensar que el paciente no entendió o no leyó. Si se presenta la complicación, hay que estar en el celular, en el WhatsApp. Usualmente no va a haber problemas, sobre todo si usted lo advirtió y si su procedimiento estaba bien indicado. Hay personas que se salen de ese patrón y se les recomienda que vayan donde otra persona que tenga más experiencia en el tema en particular y esa salida, en la mayoría de los casos, funciona muy bien”.

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