El estudio fue elaborado por la Fundación Universitaria del Área Andina (Areandina). 

El informe señala que solo el 49,1 % de los estudiantes que se examinó en 2015 para entrar en esa institución superó la prueba que mide la capacidad y habilidad de leer y escribir correctamente. 

Vea además

Pero aunque el documento refleja únicamente los datos de esa institución, “la tendencia en las universidades colombianas es muy similar”, dijo a Efe la directora de la Oficina de Orientación Estudiantil de la Fundación Universitaria del Área Andina (Areandina), Patricia Díaz Bastos. 

En alguna medida, las cifras pueden variar dependiendo del estrato económico y del tipo de institución, pero es muy similar en las universidades de Colombia”,

añadió.

Los principales problemas que tienen los alumnos en los exámenes de lectoescritura están relacionados con deficiencias ortográficas, problemas de redacción y bajo nivel de comprensión lectora. 

Según Díaz, la clave está en la relación directa entre la capacidad de analizar un texto con la cantidad de libros leídos. 

Esto se refleja en que se comprende poco lo que se lee y que, además, el nivel de lectura es muy bajo”,

resaltó. 

Para mantener esta idea, se apoya en las cifras de la Encuesta de Consumo Cultural del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Estas revelan que un 51,6% de la población dice no haber leído libros en el último año, frente a un 48,4 % que sí lo ha hecho. 

Los últimos datos, de diciembre de 2014, destacaron además que solo un 5,5 % de los colombianos llegó a leer cinco libros al año, una cifra por debajo de las registradas en Argentina, Chile y Uruguay. 

A estos números se le suman las más recientes pruebas PISA (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), que muestra que el 47% de los bachilleres colombianos está por debajo del nivel mínimo de la prueba o en el 2, establecido por la OCDE como indicador de competencia lectora básica. 

También le puede interesar

Según la responsable de Orientación Estudiantil, es necesario “gestionar alianzas con el sector público y privado para el desarrollo de planes y estrategias que fortalezcan las habilidades comunicativas”. 

Solo de esa forma y con la participación activa en el Plan Nacional de Lectura y Escritura (PNLE), se podrán mejorar los datos y así superar los niveles de lectoescritura que los aspirantes a la universidad presentan cada año, añadió Díaz.

Con EFE

LO ÚLTIMO