En unas horas, ante un juez del circuito judicial de Roma, comparecerán los periodistas italianos Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, quienes usaron información filtrada desde la Congregación para las Causas de los Santos, para desvelar el oscuro negocio de santificar y beatificar a curas y monjas de diversas congregaciones, señala El País de España.

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Los periodistas hallaron una mafia en donde abogados y todo tipo de intermediarios negociaban con las congregaciones religiosas, la bendición papal para declarar santo o beato a postulados del mundo católico.

Toda la historia está documentada en los dos libros que fueron publicados a finales de 2015 (Via Crucis y Avarizia) en los que se detalla que el banco del Vaticano albergó 400 cuentas con más de 40 millones de euros, recaudados por los intermediarios de la fe, agrega el medio español.

Cuando Jorge Mario Bergoglio fue escogido como el sucesor del alemán Joseph Ratzinger en la cabeza de la iglesia, el Papa argentino ordenó desmontar toda la estructura y congelar las transacciones hasta tanto se completaran las investigaciones.

A través de la documentación filtrada por el sacerdote español Lucio Vallejo Balda, preso en la Santa Sede, se supo que los tramitadores, que durante los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI se habrían lucrado con operaciones de hasta 332.000 euros por caso, usaron la banca del Vaticano como paraíso fiscal y ocultaron allí todo lo que ganaban por intermediar el aval de la Santa Sede.

Ya nada de eso existe desde que el Papa Francisco ordenó que se pusiera orden en la “Congregación para las Causas de los Santos, dirigida por el cardenal Angelo Amato, uno de los hombres de confianza de Tarcisio Bertone”, fuertes opositores del Papa, apuntó El País.

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