Que todas las iglesias del país, sin importar su credo, empiecen a pagar impuestos

Y que lo hagan con base en sus ingresos y patrimonios, plantea El Espectador en su editorial, a propósito de la discusión que comienza esta semana sobre la reforma tributaria. “Por supuesto, el servicio social que prestan debe ser reconocido y retribuido, pero no hay una justificación constitucional para que el Estado privilegie los credos con exenciones de impuestos, menos cuando les llegó a todos los colombianos el momento de apretarse el cinturón”, sostiene el diario capitalino, que recoge datos de ‘Dinero’, según los cuales en el país, en los últimos tres años, se constituyeron 1.258 iglesias, más de una en promedio diario. “Si bien hay parroquias que viven a ras, otras están boyantes y no sobra preguntarse sobre cuál es el motivo constitucional para que el Estado les otorgue exenciones”. Después de plantear cuatro argumentos dirigidos a la necesidad de levantar ese régimen, recalca que “en la nueva regulación debe reconocerse el valor que le aportan al país estas organizaciones a través de sus programas sociales, pero partiendo de la eliminación de la exención tributaria”.

Extraditar a los corruptos como parte de una lucha global contra ese flagelo no se puede echar en saco roto

Esto, en razón a que en muchos casos los tentáculos de las organizaciones criminales no conocen fronteras, advierte El Tiempo en su editorial, al reseñar la propuesta que en ese sentido hizo el Fiscal General, Néstor Humberto Martínez, en la asamblea de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif). Ese medio recuerda que el Fiscal, en ese evento, afirmó que “la envergadura de las redes y el alcance de las prácticas corruptas que hoy se registran en el país constituyen una grave amenaza para la democracia”. Además cita estudios que “estiman que en las últimas dos décadas Colombia ha perdido por esta causa 189 billones de pesos; es decir, un 4 por ciento del PIB anual”.

La corrupción continúa siendo, de lejos, el principal enemigo de la viabilidad colombiana

“Por más que se ganen batallas contra la violencia, el narcotráfico, la exclusión social o la inseguridad urbana, mientras este flagelo no sea derrotado, el Estado, en su conjunto, continuará siendo visto por muchos no como un referente de autoridad y orden, sino como botín”, asegura El Nuevo Siglo en su editorial. También asegura que cada vez que en Colombia se habla sobre las dimensiones de la corrupción, “en especial de la que se enquistó en la administración pública para esquilmar multimillonarias sumas, el sentimiento general no sólo es el de indignación y estupefacción, sino mayoritariamente de impotencia”.

El mundo debe mirar a Siria porque a cada asomo de tregua le sobrevienen jornadas aún más aterradoras

Esa nación está destrozada por la degradación y la desproporción de los métodos y las armas de guerra empleados en los distintos frentes de batalla del conflicto, lamenta El Colombiano en su editorial, que destaca que eso se suma a la brutalidad presente en los teatros de operaciones y la crisis humanitaria que ello arrastra. “Si Colombia ha sido la última semana el punto de mira de la comunidad internacional, ante el riesgo de que se extravíe el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc, Siria debería estar dentro de las prioridades de la diplomacia y los esfuerzos planetarios por contener la marejada de sangre, dolor y muerte que la cubre y por poder garantizar atención de emergencia a cientos de miles de víctimas”, sostiene.

El problema de la ONU no está en sus Secretarios, sino en las limitaciones de esa organización cada vez más irrelevante

Eso ha quedado en evidencia por los desafíos que la ONU debería ayudar a solucionar según lo pensaron sus fundadores, sostiene El País, de Cali, en su editorial. Y poner como ejemplo el caso de Siria, “presa de una guerra interna donde el engendro del Estado Islámico es la gran amenaza a la paz, sin que el Organismo pueda hacer algo para combatirlo. Y es el escenario para una nueva guerra fría entre Estados Unidos y Rusia”, plantea. “Que la ONU está en crisis, es un hecho. Y la solución, antes de pasar por un hombre con todas las capacidades de [António] Guterres, está en quienes tienen el poder real para promover los valores que le dieron nacimiento a esa entidad. Son los países que lo acaban de designar al mando de la Organización, lo cual determina también el escaso margen de maniobra del Secretario General”.

LO ÚLTIMO