Humberto de la Calle debe ser el Presidente de Colombia

“¿Quién podrá llevar las riendas en el inmediato futuro con el pleno conocimiento de lo que se negoció [con las Farc], no sea que nadie vaya a pasarse de la raya o desconocer una pizca de lo acordado?, pregunta Jotamario Arbeláez en su columna de El Tiempo. Y contrapone lo que garantizaría De la Calle frente a lo que haría Germán Vargas Lleras, de quien recuerda que “ante la notificación del Presidente [Santos] para que se pronunciara por el Sí, lo hizo de tal manera que casi era un No”. Para el columnista, si en este momento hay algún héroe en el país –aparte de los deportivos–, es Humberto de la Calle, “a quien durante cuatro años le tocó lidiar no solo con la delegación de las Farc exigiendo imposibles, sino con la del Gobierno negando concesiones de plano hasta lograr llegar al acuerdo”. Y manifiesta su acuerdo con Piedad Córdoba, que el año pasado propuso a De la Calle para la Presidencia. “El exministro tiene la experiencia y el conocimiento suficiente para que los acuerdos de La Habana se puedan desarrollar en el posconflicto”, le dijo Córdoba a El Espectador.

Ya es tiempo de frenar la ola criminal a la que la actitud omisiva de Facebook brinda carta blanca

Es omisiva al no ejercer controles, “ya que desde lo tecnológico sería muy sencillo crear algo así como un Bloque de Búsqueda que permita identificar, bloquear y neutralizar a las ‘carnadas’ de esas mafias que pululan en las redes”, asegura Jorge Gómez Pinilla en su columna de El Espectador. Para él, sorprende “la facilidad de circulación que tienen estas organizaciones criminales por las redes sociales, pese a que es sencillo identificar –con o sin algoritmos– el perfil de las mujeres que actúan como señuelos para atrapar incautos ávidos de nuevas emociones, en torno a lo cual ya debe haber muchas vidas destruidas que, por obvias razones, no saltan a la luz pública”. Y concluye que si Facebook, “la más importante red de comunicación interpersonal que hoy existe en Internet” quisiera de verdad contribuir a erradicar el crimen que se anida en sus aposentos virtuales, solo sería cuestión de voluntad. “Es muy fácil, tan fácil como evidenciar la extorsión sexual que se cuela entre sus piernas”.

En un futuro casi inmediato, las Farc serán en el partido político más rico del país

Entonces, la “narco-guerrilla más rica del mundo” será “casi imposible de derrotar”, advierte María Clara Ospina en su columna de El Nuevo Siglo. “Tendrán millones para gastar en sus campañas, inclusive para comprar votos, práctica que como todos sabemos está vergonzosamente enraizada y extendida  en nuestro país”, añade, y sostiene que de acuerdo con lo pactado, recibirán, a partir de 2018, el 20 % de lo que el Estado gasta anualmente  en financiar a los partidos políticos, es decir, unos 7.000l millones de pesos. “De esta manera, las Farc son privilegiadas sobre otros partidos políticos, especialmente los de minorías, los cuales quedan en total desventaja pues solo se les dan dineros para su funcionamiento teniendo en cuenta sus resultados electorales”.

Las Farc ganaron mucho: obtuvieron en la mesa de La Habana lo que nunca pudieron ganar con las armas

“Con la firma del Acuerdo tendrán un estatus de pares del Estado para entrar a rediseñar las nuevas instituciones de derecho que se deben adaptar a sus ambiciones y exigencias”, dice Alberto Velásquez Martínez en su columna de El Colombiano, y recuerda que hasta hace poco la imagen internacional de las Farc estaba por el suelo, se les había declarado grupo terrorista por los principales organismos multilaterales del mundo y en las encuestas de opinión ocupan posiciones peores que las del país político, el Congreso y la Justicia, “colmo del desprestigio”. Este columnista considera que el Gobierno le extendió al Acuerdo un cheque en blanco. “Vamos a ver en dónde encuentra los recursos para honrar sus compromisos, cuando los actores de la película lo llenen de muchos dígitos para cobrarlo”.

Colombia debe ir pensando, como los británicos, en renegociar o retirarse de acuerdos y TLC

Eso, porque el país firmó unos tratados sin estudios, “sin proteger el interés nacional, movidos simplemente por las teorías de los fanáticos de la apertura delirante, y nos quedamos sin la soga y sin la ternera”, lamenta Emilio Sardi en su columna de El País, de Cali. “Entregamos nuestra soberanía para que nos permitieran aumentar nuestro déficit comercial. ¡Vaya negocio!”. Considera, además, que esos acuerdos no contribuyen al desarrollo del país y, en cambio, amenazan a la producción. “La reciente decisión del Reino Unido de salirse de la UE, comúnmente conocida como Brexit, muestra que sí es posible salirse de esos tratados. Y a pesar de las muchas predicciones catastróficas, lo más probable es que allá, una vez se asiente la polvareda, todo lo que tenía lógica económica se mantendrá. En el caso de Colombia y sus acuerdos comerciales, no puede prolongarse sin fin el perjuicio nacional ocasionado por negociaciones tan desequilibradas y tan mal hechas”, puntualiza.

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