Así lo plantea la revista Semana, al revisar los casos y llegar a la conclusión de que “una cosa son los reclamos legítimos y otro la difusión de hechos falsos o inflados en los que parece estar el oportunismo o la intención política”. 

En al menos la mitad de los casos la única prueba de los asaltos es el testimonio del conductor del bus que hizo la denuncia… Muchos de los relatos parecen un libreto que simplemente describe en forma vaga que los delincuentes eran dos o tres afrocolombianos con navajas. En otros casos resultó inexplicable que, aunque los agentes llegaron a los dos o tres minutos al lugar, no encontraron víctimas, aunque supuestamente en el bus viajaban 15 o 20 personas”, dice Semana.

Aunque el medio no identifica quién puede estar detrás de la intención de magnificar el hecho, menciona unos sobre otros temas donde claramente hay una intención política, como la supuesta muerte de una mujer por falta de atención en un hospital del distrito, denunciada por el concejal petrista Hollman Morris, o el bloqueo de una troncal de Transmilenio por opositores del alcalde Enrique Peñalosa que exigían acciones para rescatar a una niña supuestamente secuestrada, hecho que resultó falso.

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