Un muñeco de cuatro cabezas en las que figuraban los rostros del presidente venezolano, el socialista Nicolás Maduro, y de su par ruso, Vladimir Putin, fue incinerado este domingo en Caracas como parte de la “quema de Judas”, una de las mayores tradiciones de Semana Santa en Venezuela.

El monigote, que también tenía caras representando a la alcaldesa de Caracas, la oficialista Carmen Meléndez, y la del ministro de Energía Eléctrica, Néstor Reverol, fue incendiado por una treintena de vecinos de La Candelaria, barrio del centro de la capital venezolana, que portaban carteles de protesta y críticas al régimen.

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“¡Se quema la traición, se quema la tortura, se quema la dictadura y se quema la guerra!”, dijo el vecino Carlos Julio Rojas, al encender el fuego en el muñeco que comúnmente es elaborado con una base de alambres y ropa vieja.

En Venezuela, la “quema de Judas” suele estar relacionada a temas políticos o asuntos controvertidos por los que la población se siente traicionada, como los cortes de luz o el COVID-19. Es la forma que encuentran los habitantes de representar la traición que cometió Judas Iscariote al vender a Jesús por unas monedas.

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El judas de este grupo de vecinos fue bautizado como “Vladimir y los hijos de Putin: Maduro, Meléndez y Reverol” por ser “el reflejo de la traición a Caracas, a Venezuela y al mundo”.

“Vemos cómo Vladimir Putin además de desatar una guerra con miles de muertos, vemos cómo es uno de los pilares para que se mantenga la dictadura en Venezuela”, expresó Rojas en alusión al conflicto militar vigente en Ucrania.

La quema se produjo en una de las calles donde murieron manifestantes antigubernamentales durante las protestas de 2014. Fue una manifestación de solidaridad con las familias de más de 40 fallecidos.