Sus trastornos alimenticios era tan graves que tuvo que ser ingresada en tres ocasiones a una clínica especializada, según relata el diario El País. Sin embargo, su vida dio un giro en mayo de 2016 cuando fue dada de alta por última vez, pues decidió hacerle frente al problema y compartir su historia en Instagram.
Su cuenta, my_life_without_ana (mi vida sin anorexia), ya tiene más de 43 mil seguidores y a través de ella ha expuesto su evolución. Ahora, se le ve alegre y orgullosa de su cuerpo.
Aunque afirma que no ha sido fácil el proceso, la ayuda de sus seres queridos ha sido vital para aprender a quererse, valorarse y aceptarse a sí misma.
LO ÚLTIMO