Todo esto empezó cuando Courtney y Rebecca Grimshaw, de California (Estados Unidos), tenían 12 y 14 años, respectivamente.

Courtney quería ser tan popular como su hermana y por eso empezó a hacer todo lo posible para perder peso.

“Becky [Rebecca] se burlaba de mí por ser gordita y me decía gorda cerda. Me hacía sentir realmente horrible conmigo misma”, relató ella al diario británico Mirror, que entrevistó a las dos jóvenes para conocer su historia.

Rebecca pesaba inicialmente un poco más de 56 kilogramos y cuando llegó a los 40, se dio cuenta de que ya había perdido demasiado y decidió parar.

Sin embargo, Courtney siguió. Cuando empezó la dieta, su peso era de casi 60 kilogramos, pero cuando cumplió 16 años, tan solo alcanzaba los 31 kilogramos.

En ese momento, directivos de la escuela donde ella estudiaba se pusieron en contacto con sus padres, que pusieron a la joven bajo cuidado médico y la sometieron a una dieta especial.

“Con el apoyo de Becky, ella empezó a ganar peso, de forma gradual”, narra el diario Mirror.

Sin embargo, Courtney, para ese momento, tenía problemas con el alcohol, y un día chocó el carro de sus padres, que después la enviaron a rehabilitación.

La joven ya se recuperó de todo y ahora está muy agradecida con el apoyo que le dio Rebecca.

Además, en sus redes sociales rechaza de forma abierta la anorexia y celebra su vida actual:

Su caso le ha dado la vuelta al mundo:

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