Allí nació su amor, pero no fue a primera vista como en la bionovela, según le contó a la publicación, en donde aseguró que ella empezó a guiarlo y la primera clase de ‘el Sardino’, como lo llamaba, la dejó bastante decepcionada, pero todo mejoró después de un llamado de atención que le hizo, ahí nació la famosa frase ‘Lea pa´ que hablemos’.

La verdadera historia de amor se dio cuando Jaime se interesó por las lecturas que Inés consultaba para sus clases de diseño gráfico en la Universidad Nacional. A partir de esto, empezaron a nacer conversaciones interesantes, inteligentes y hasta brillantes, las cuales no parecían de un niño de 15 años, la edad que él tenía, sino uno de 25, la edad que Inés tenía.

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Después de que él empezara a pasar mucho tiempo en la casa de la profesora, Jaime la besó una noche al despedirse, pero ella en un comienzo pensó que había sido un error de cálculo, hasta que la “besuqueadera”, como dijo al medio, empezó a ser algo constante que los llevó a tener una relación discreta, con la que Inés era muy cuidadosa; sabía que su relación no iba a ser bien vista.

Inés siempre ha sido una gran amante de la fotografía, por eso decidió empezar a usar el cuarto de la empleada que nunca usaron en su casa como cuarto oscuro, para poder revelar las imágenes… este lugar terminó siendo el ‘nidito de amor’ de la pareja; allí, “Jaime no aprendió de fotografía pero sí de otras cosas”, confesó Mázmella.

Un día, su padre, Alfredo Mázmella, se cansó de ver a Jaime ‘metido’ en su casa, le prohibió la entrada, él nunca volvió a ese lugar y ahí nació Alfonso Caballero, un hombre creado por Garzón. Era un ‘godo’ que cuando llamaba a Inés aprovechaba para hablar con su suegro del clima, política y obviamente de los conservadores. Lo que a Don Alfredo le encantaba, y lo llevó hasta a decir que era un gran hombre, no como Jaime.

El amor de esta pareja duró 7 años y Don Alfredo jamás supo que Alfonso y Jaime eran la misma persona. Su noviazgo se empezó a desgastar, ella se fue a vivir a Londres para olvidar a Garzón, donde duró dos años. Él logró conseguir su número y cuando la llamó, su corazón volvió a palpitar por ‘el Sardino’.

Ella lo llamó muchas veces pero nunca logró pronunciar palabra, mientras que él se ponía a contarle, a quien estuviera al otro lado, cómo iba su vida. Cuando Inés regresó, Jaime “corrió como un loco a encontrarla” y volvieron a estar juntos a tal punto que pasaron un susto, por un embarazo que terminó siendo solo una falla hormonal. Sin embargo, alcanzaron a escoger nombres; si era niña Ana María, en honor a sus madres (la de Jaime Ana Daisy y la de Inés, María Romelia), y si era niño, Alfonso, solo que este no sería Caballero.

Al final todo terminó debilitándose, Inés se enteró del romance que tenía con Gloria Hernández (Yolanda en la serie) y se vieron pocas veces después de esto; según ella “A Jaime lo cambió la televisión“.

Hoy Inés Mázmella es una mujer soltera, sin hijos, que vive en San Martín, Meta, que además recuerda diriamente a ‘el Sardino’, quien como aseguró en la entrevista para el medio “fue y será mi único amor, al que no he podido olvidar, ni tengo la más remota intención de olvidar”.