Pero la descripción de maltratadora se queda corta con todos los defectos que tenía: menospreciaba a su hijo, siempre lo comparaba con sus hermanos, se metía en su relación de pareja (odiaba a la mujer separada que era su pareja estable), y era arribista y manipuladora. Mejor dicho, un ‘dechado de virtudes’.

Metiéndole la mirada sicoanalítica, probablemente esto se debía a que veía en él la viva imagen de su esposo, que era borrachín y mujeriego, algo que también ha objetado la familia del humorista en la vida real.

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La gran ironía es que ante familiares y amigos presumía de los logros de Jaime, diciendo cosas como “lo difícil que fue sacar a Jaime adelante”, “yo siempre confié en él” o “mi chinito es muy talentoso”.

‘Doña Graciela’ se la pasa comparando a Jaime con sus otros hijos, uno de los cuales, Leonardo, todo el tiempo lo criticaba porque no había hecho nada a sus 30 años. Y, como su madre, siempre criticaba sus payasadas.

Además de Jaime para hacerle la vida difícil, la otra obsesión de ‘doña Graciela’ es Yolanda, la separada que anda con él, y a quien bautizó con el ‘cariñoso’ nombre de ‘la zapatera’, porque algún día tuvo la gran idea de regalarle uno de los cómodos pares de zapatos que vendía para sobrevivir.

La escena de cuando ‘la zapatera’ intenta ganarse el corazón de doña Graciela (si tiene uno) da vergüenza ajena. Uno termina solidarizado con la ‘zapatera’. Doña Graciela queda, literalmente, como un zapato por su antipatía y arrogancia.

Como siempre ocurre, la que tiene los afectos de la suegrita es ‘Soledad’, una ex de Jaime Garzón, buena gente pero ya en el pasado.

Hasta aquí, hay que exaltar el buen gusto de Jaime por las mujeres, a las cuales no solo quiere ‘poseyer’ sino conservar. Por eso, a pesar de andar detrás de ‘Maribel’, la otra arribista de la novela, y presentadora de ‘Ociosiedad’, no quiere romper su relación con ‘Yolanda’.

En una de las escenas más divertidas, Jaime aparece solo en un rumbeadero mientras bebe una cerveza con la mirada perdida, mientras brota un par de lágrimas de sus ojos. Su dilema: quiere ‘poseyer’ a Maribel, pero seguir con Yolanda.

La teoría dice que Maribel, a la que le gustan los hombres con carro y plata, debería llevarse bien con doña Graciela, porque esta también es arribista, virtud que se puso de presente cuando el otro hermano, Marianito, se iba a casar con una francesa “de ojos verdes”.

En la serie, Doña Graciela hasta ahora se atreve a mirar los programas de Jaime, que le daban física vergüenza, porque su hijo se va a volver famoso, y la ex de Jaime, la maestra, la convenció de que incluso ella se iba a volver famosa.