Puntualmente, la pregunta fue: “En mi trabajo usamos mucho la aplicación WhatsApp para comunicarnos con nuestros jefes. La jornada laboral inicia a las 7:30 a.m., pero nos piden información y asignan tareas después de las 6:00 de la tarde, y en ocasiones hasta las 10:30 p.m. ¿Hay alguna norma que regule el horario de uso de esta app, y si me pueden efectuar un llamado de atención por una tarea solicitada a través de ese medio?”.

La respuesta publicada en eltiempo.com fue: “Cuando se están colocando unas tareas fuera de la jornada establecida debe considerarse como trabajo adicional, independiente de la forma en que se envía dicha orden. El simple sometimiento del trabajador de estar a disponibilidad y atento al momento en que el empleador requiera de algún servicio daría lugar a que al trabajador se le pagará horas extras”.

Otro interrogante que resolvieron los expertos fue el de si lo que hable un subalterno con su jefe a través de esa aplicación puede ser prueba para demostrar acoso sexual o laboral.

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En este caso, los abogados también dieron una respuesta afirmativa. “Los mensajes sí pueden ser tomados como pruebas del acoso laboral o sexual. El mensaje debe ser uno de los parámetros básicos como la autenticidad, la integridad, la claridad y la legalidad o licitud de la prueba. Por lo que la prueba ha de haber sido obtenida de forma lícita, sin vulneración del derecho a la intimidad, y demostrar que no se ha obtenido hackeando el teléfono móvil, por ejemplo”.

 

Estas dos respuestas de los abogados de la Universidad Libre a las inquietudes de los ciudadanos revive la advertencia señalada hace un año en el portal BBVA Empresas, según la cual, si bien la que es considerada hoy como la más popular de las aplicaciones de mensajería instantánea supone una gran oportunidad para mejorar la comunicación interna dentro de las pymes, “su uso también puede implicar cometer errores que pueden tener incluso repercusiones legales”.

De hecho, ese sitio recomienda que antes de comenzar a usar WhatsApp se debería establecer un criterio de comunicación con base en estos tres puntos clave: (i) las horas a las que se realizarán las comunicaciones; (ii) el contenido de los mensajes: por ejemplo, que nos e envíen virales ni memes, y (iii) el protocolo a la hora de enviar información sensible o privada.

También considera importante establecer que el incumplimiento de estas normas puede acarrear sanciones, “es decir, que WhatsApp será un espacio más en el que el empleado se deberá comportar de acuerdo a las normas de la empresa”.

Apunta asimismo que WhatsApp no debería sustituir al uso del correo electrónico “como forma de comunicación corporativa, para dictar estrategias, directrices, etcétera; lo más eficiente será utilizar WhatsApp como una solución de comunicación para los asuntos menos importantes o cuando se necesita comunicar algo de manera instantánea”.

Sobre la base de reconocer que WhatsApp ofrece ventajas en la comunicación empresarial, como que no requiere formación para implementar su uso, es rápida y permite enviar archivos adjuntos, queda un registro de las comunicaciones y tiene herramientas como el buscador, que permite localizar mensajes antiguos, y puede ser una herramienta efectiva para coordinar equipos de trabajo o mantener al día a los trabajadores, también hay quienes advierten sobre el riesgo para la salud y el ambiente laboral por su abuso.

Por ejemplo, las constantes pausas a que se pueden ver sometidos los trabajadores para atender la aplicación deterioran la atención en una sola tarea, advierte el portal Finanzas Personales.

“Aunque con la modernidad nos hemos convertido en seres multi-tarea, que se encuentran conectados todo el tiempo, este tipo de actividades aumenta el estrés y disminuye los niveles de productividad, sino [que] no se logra gestionar, por lo que no solo baja el rendimiento del empleado, sino que le suma un peso más a la salud de este”, dice el sitio.

Insiste en que este servicio de mensajería instantánea “nos permite agilizar muchos procesos en el trabajo, pero, a pesar de su gran utilidad, tiene algunos inconvenientes, ya que la pérdida de atención de nuestras tareas es el primero de sus riesgos”.

Y remata: “Varios estudios señalan que el patrón que desarrolla el programa es de dependencia. De ahí que muchos usuarios viven atentos de las interacciones en la aplicación, uno de sus causales puede ser el saber si la otra persona leyó o no el mensaje, (al estar pendiente de la última hora de conexión) y otro se fundamenta en la creación de relaciones de complicidad que no existen en la vida real”.