En los barrios, en las épocas de final de año, suelen decir que “a todo marrano le llega su Nochebuena”. Quizá esa expresión le calce perfectamente al reto que enfrentará Netflix en los próximos meses. En poco tiempo conoceremos a Disney+ y el mundillo del streaming dejará de ser el mismo.

Disney anunció con bombos y platillos que a partir de noviembre de 2019 pondrá a disposición de los usuarios en Estados Unidos su plataforma Disney+ y los datos son para leerlos sentados: Disney tiene licencias muy importantes que incluyen a Marvel, Star Wars, Pixar, Disney Studios, Fox y hasta National Geographic.

Según datos ofrecidos por Bob Iger, CEO de Disney, su plataforma de video cuenta con una colección de más de 7.500 episodios de televisión y 500 películas. Por otro lado, las últimas cifras reveladas por Flixable en febrero de 2018 revelaban que la compañía tenía un total de 7.285 programas de televisión, y 5.579 películas, esto solo en los Estados Unidos.

Pero eso no es todo. Disney tiene bajo el cinturón nada más y nada menos que todas las plataformas de ESPN (sí, si quizá no sabía: Mickey es el dueño de casi todas las transmisiones deportivas) y eso le pone un reto dantesco a Netflix. De hecho, entre su paquete inicial, el gigante americano anunció que los suscriptores tendrán disponibles los contenidos de ESPN2, y ahí la mano se complica al monarca de los famosos Over The Top.

El hecho de que los usuarios tengan a disposición no sólo los títulos más atractivos de las carteleras de cine de los últimos cincuenta años, sino que además tengan la posibilidad de empaquetar eventos deportivos en vivo en una misma plataforma pondrá en serios aprietos a Netflix y de pasadita a Amazon y, por qué no, a los operadores tradicionales, que tendrán que ver cómo se adaptan a lo que viene.

Pero detengámonos en Netflix. Durante los últimos cinco años, el pequeño unicornio que se llevó por delante a Blackbuster y fue el paradigma de la disrupción y la innovación no había tenido competencia. Su modelo de series y películas bajo demanda, todo personalizado con Big Data no había podido ser replicado. Ese liderazgo no había sido retado hasta ahora y eso le dio la posibilidad de expandirse y hacer inversiones anuales que superaban los cinco billones de dólares para producir y rentar contenido.

Ahora, le cayó sal al tinto y seguramente la competencia global se tendrá que reacomodar. Entonces nacen las preguntas: ¿qué estrategia adoptará Netflix? ¿Netflix le abrirá la puerta a las marcas para que pauten y así poder financiar la compra y producción de contenidos propios? ¿cómo competirán con los precios mensuales que propone Disney (que son más económicos)? ¿Se imagina que Netflix compre los derechos para transmitir alguna liga de fútbol mundial?

Nos han insistido en cuanta conferencia, presentación o post de LinkedIn que “Netflix nos cambió la perspectiva”. Y es cierto. En su momento, cambiaron las reglas de juego. Pero ahora, tendrán que enfrentar a un gigante de verdad -que recientemente compró los contenidos de Fox, así que sí Homero y Mickey son hermanos- y mantener la vista en lo que hagan otros actores que le apostaron fuerte a los contenidos en video como HBO, Amazon y Apple. Ojalá que a Netflix no le pase lo mismo que le pasó a Blackbuster y que no le llegue su Nochebuena.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.