El abogado analiza el fracaso de la lista de candidatos a fiscal ‘ad hoc’ que entregó el primer mandatario; califica de “insólito que Duque no hubiere caído en la cuenta de la ilegalidad de integrar esa terna con su secretaria jurídica y con una magistrada de la Corte”, y considera “todavía más censurable que nadie le hubiese advertido de semejante disparate”.

Para el columnista de El Espectador, esta es apenas una muestra más de la inexperiencia del joven presidente, que para colmo de males conformó un gabinete de ministros que padecen el mismo mal:

“La del Interior no tiene autoridad y no convence; a la de Justicia se le cayó su reforma luego de enfrentarse neciamente con un teniente menor del liberalismo; el canciller, liderando la cruzada para que Andrés Felipe Arias tenga derecho a una segunda instancia que no existía cuando fue condenado y, además, nombrando a cuanto lagarto se le ocurre […]; la ministra de Educación, doblegada por los estudiantes; la de Trabajo, atajando a medias el paro nacional; el de Comercio, oficiando en Cúcuta de perseguidor con su excluyente sentencia de “ahora todos son duquistas”, y el de Defensa, intentando no irritar a los rabiosos uribistas pura sangre a la hora de definir la cúpula de la Fuerza Pública”.

Bejarano opina que “el desgobierno de Duque es una aventura que amenaza ya la estabilidad de la democracia” y, aunque reconoce que “es duro decirlo”, afirma que “la probabilidad de que no termine su mandato cada día más se percibe como una necesidad y no como una exageración”.

Iván Duque

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Más benévolo con el presidente es Hernando Gómez Buendía, quien dedicó su columna dominical, en el mismo diario, a la crisis de la educación y las protestas de los estudiantes.

“Los colombianos elegimos a este presidente por ser buena persona, y ahora deberemos pagar las consecuencias”.

Gómez Buendía escribe que el pecado de Duque es “la ingenuidad angelical” que lo ha conducido a “negociar lo poco que tenía con los que no tocaba, en vez de negociarlo con los que sí podían amargarle la vida”.

Marcha del pasado 10 de octubre.

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En defensa del presidente, el escritor recuerda que el déficit creciente de las universidades oficiales es un problema que ya cumple un cuarto de siglo.

“A cada nuevo presidente que elegimos le cae su factura, pero a éste que es tan buena persona le cayó de madrugón”.

Mauricio Vargas, por su parte, le encontró otros dos defectos al presidente: la “timidez y algo de torpeza” con las que trata de “vender su discurso de equidad”.

Sin embargo, lejos de criticar a Duque, el columnista de El Tiempo centra su texto dominical en defender que el primer mandatario se mantenga (y mantenga al país) alejado de los extremos, no obstante le cueste su calificación en las encuestas, ya que “le disparan por igual la oposición de izquierda y el uribismo más derechista”.