Qué significa llorar de alegría, según la psicología, y el dismorfismo del que poco se habla

Bienestar
Tiempo de lectura: 9 min

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Escrito por:  Óskar Ortiz
Actualizado: 2025-07-03 17:08:51

Uno de los fenómenos que se presentan como parte de las reacciones humanas tiene explicaciones fascinantes sobre las que vale la pena aprender.

Tomar una decisión acertada en inversiones en Colombia o cualquier situación mucho más personal puede desencadenar en una llamativa reacción que, a pesar de lo frecuente que es, tiene mucho detrás.

El llanto de emoción o alegría es una de las reacciones más particulares en los seres humanos, al punto que tiene múltiples explicaciones de acuerdo con los especialistas de la salud.

Si bien es muy posible que muchas personas lo hayan vivido en cualquier momento de sus vidas, es probable que se sorprendan con algunos datos sobre los que poco se habla acerca de este tema.

¿Por qué algunas personas lloran de alegría?

Llorar de alegría, aunque pueda parecer contradictorio, es un fenómeno psicológico fascinante y relativamente común. Según la psicología, este tipo de llanto se encuadra dentro de las respuestas emocionales mixtas o dimorfismo emocional. No es simplemente una manifestación de felicidad, sino una forma en que nuestro cerebro y cuerpo procesan y gestionan emociones intensas que superan los límites de la expresión emocional “típica”.

Los psicólogos sugieren varias explicaciones para el llanto de alegría:

  • Regulación emocional: una de las teorías más aceptadas es que el llanto de alegría actúa como un mecanismo de regulación emocional. Cuando experimentamos una alegría abrumadora o un alivio intenso, nuestro sistema nervioso autónomo puede sobrecargarse. El llanto, al ser una respuesta fisiológica que libera la tensión, ayuda a nuestro cuerpo a retornar a un estado de equilibrio (homeostasis). Es como si el cuerpo necesitara una “válvula de escape” para procesar la intensidad de la emoción positiva.
  • Ambigüedad emocional: a veces, las situaciones que provocan alegría también pueden ir acompañadas de un matiz de alivio, gratitud, nostalgia o incluso una pequeña dosis de tristeza por lo que se ha superado o lo que ya no está. Por ejemplo, al ver a un ser querido después de mucho tiempo, la alegría se mezcla con el alivio de su regreso y quizás la tristeza por el tiempo perdido. Esta mezcla de emociones puede manifestarse en llanto.
  • Comunicación y empatía: el llanto, independientemente de la emoción que lo cause, es una señal social poderosa. Cuando se llora de alegría, puede comunicar a los demás la profundidad de una emoción y permitirles empatizar con esa experiencia, fortaleciendo los lazos sociales.
  • Intensidad de la experiencia: simplemente, algunas emociones positivas son tan intensas que nuestra capacidad para expresarlas de manera ‘convencional’ (con sonrisas o risas) se ve desbordada. El llanto se convierte entonces en una respuesta automática a este pico emocional. Es una forma de expresar una emoción que va más allá de la felicidad superficial.
  • Fenómeno de dimorfismo emocional: investigaciones, como las de la psicóloga Oriana Aragón de la Universidad de Yale, sugieren que estas expresiones dimórficas (como llorar de alegría o reír nerviosamente ante una mala noticia) son una forma en que las personas recuperan el equilibrio emocional. Al expresar la emoción “opuesta” a la que se siente principalmente, el cuerpo ayuda a manejar la intensidad de la emoción dominante.

¿Qué diferencia hay entre llorar de tristeza y llorar de emoción?

Aunque en ambos casos la manifestación externa es el llanto, la llorar de tristeza y la llorar de emoción (alegría intensa) difieren significativamente en sus causas subyacentes, sus funciones psicológicas y, a veces, incluso en las sensaciones físicas que las acompañan.

Llorar de tristeza

La tristeza suele ser provocada por pérdidas, decepciones, dolor emocional, frustración o desesperanza. Es una respuesta a eventos negativos, ya sea reales o percibidos.

  • Liberación de tensión: el llanto ayuda a liberar el estrés y la tensión acumulada por el dolor emocional. Es una forma de “desahogo”.
  • Comunicación y búsqueda de apoyo: es una señal clara para los demás de que la persona está sufriendo y necesita consuelo, empatía y apoyo. Invita a la conexión social.
  • Procesamiento y aceptación: permite procesar lo que ha sucedido, iniciar un proceso de duelo o aceptación de una realidad dolorosa.
  • Regulación de cortisol: se cree que el llanto relacionado con la tristeza puede ayudar a eliminar hormonas relacionadas con el estrés, como el cortisol, lo que contribuye a una sensación de alivio posterior.
  • Sensaciones físicas típicas: sensación de pesar, decaimiento o pesadez en el cuerpo. A menudo acompañado de dolor en el pecho o la garganta (nudo en la garganta). Puede haber lentitud psicomotora, falta de energía o motivación. La expresión facial suele incluir cejas caídas, comisuras de los labios hacia abajo y una sensación general de abatimiento. A veces, sensación de agotamiento después de un llanto prolongado.

Llorar de emoción (alegría intensa)

Es provocado por alegría abrumadora, alivio intenso, gratitud profunda, asombro o momentos de triunfo inesperados. Son situaciones extremadamente positivas que desbordan la capacidad de expresión habitual.

  • Regulación emocional (dimorfismo emocional): como se mencionó anteriormente, es un mecanismo para regular una sobrecarga de emociones positivas. Cuando la felicidad es tan intensa que el cuerpo se siente desbordado, el llanto ayuda a liberar esa energía y a volver a un estado de equilibrio. No es por tristeza, sino por una euforia que necesita ser canalizada.
  • Comunicación de intensidad: expresa la profundidad y la magnitud de la emoción, transmitiendo que la alegría va más allá de una simple sonrisa o risa.
  • Conexión social: Puede fortalecer los lazos al compartir una emoción tan poderosa y auténtica con otros.
  • Sensaciones físicas típicas: a pesar del llanto, la sensación general es de energía, ligereza o “subidón” emocional. Puede ir acompañado de sonrisas o risas simultáneas al llanto. La expresión facial suele ser una mezcla de lágrimas y una sonrisa o una expresión de asombro y admiración. Después del llanto, a menudo se siente una sensación de calma y bienestar, no de agotamiento depresivo. Puede haber una aceleración del ritmo cardíaco y la respiración debido a la intensidad de la emoción positiva.

¿Qué pasa en el cerebro al llorar de emoción?

Al llorar de emoción, en el cerebro se produce una compleja orquestación de actividad neuronal y química que, si bien difiere en el contenido emocional de cuando se llora de tristeza, comparte algunos de los mismos circuitos neuronales de la respuesta de llanto.

Todo comienza en el sistema límbico, la parte del cerebro responsable del procesamiento de las emociones. Estructuras clave aquí, como la amígdala (nuestro centro emocional que procesa emociones intensas como la alegría o el miedo) y el hipotálamo (que actúa como un centro de control del cuerpo, regulando funciones involuntarias como la frecuencia cardíaca y la producción de lágrimas), se activan intensamente ante la sobrecarga de la emoción positiva.

También se activa la corteza cingulada anterior, que juega un papel en la regulación emocional, la toma de decisiones y la empatía, y el córtex prefrontal medial, implicado en el procesamiento de emociones y la autorregulación.

La teoría principal es que llorar de alegría es una forma de regulación emocional o homeostasis. Cuando la emoción es tan abrumadora y la estimulación del sistema límbico es tan alta, el cerebro busca una forma de regresar a un estado de equilibrio. Las lágrimas actúan como una “válvula de escape” para liberar esa intensa energía emocional.

Los científicos creen que las lágrimas de alegría son una manera de disipar la tensión psicológica acumulada en el sistema nervioso simpático, que es el que nos prepara para la “lucha o huida” y se activa con la excitación intensa (ya sea positiva o negativa).

El llanto de emoción activa el sistema nervioso parasimpático. Este es el “sistema de descanso y digestión” que, una vez superado el pico de emoción, ayuda a calmar el cuerpo, ralentizar el ritmo cardíaco y promover la relajación. Es por eso que, después de un buen llanto de alegría, a menudo nos sentimos más calmados y en paz.

El llanto de emoción activa el sistema nervioso parasimpático. Este es el “sistema de descanso y digestión” que, una vez superado el pico de emoción, ayuda a calmar el cuerpo, ralentizar el ritmo cardíaco y promover la relajación. Es por eso que, después de un buen llanto de alegría, a menudo nos sentimos más calmados y en paz.

 

*Este artículo fue escrito y curado por periodistas del equipo de redacción, con apoyo de una inteligencia artificial que utiliza ‘machine learning’ para producir texto.

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