Nación
Detalle en cuerpo de Valeria Afanador provoca dudas: qué le pasó en la mano y el pecho
Le dejo varias acciones puntuales para cambiar cosas que le disgustan, gozar la vida, aún en la adversidad, y para dormir tranquilo en la tormenta.
¿Se ha preguntado cuándo será su momento? o ¿por qué no llega? o ¿nunca llegará?
He tratado de racionalizar el tiempo que gasto cada día en mis redes sociales. Y me llama la atención que encuentro un común denominador en muchos mensajes de motivación. Muchos invitan a que la cuarentena se convierta en días de transformación, para abrir emprendimientos, cambiar malos hábitos, sembrar granjas ecológicas en casa, adelgazar, empezar un nuevo plan de vida, renovar el armario, sacar basura del clóset, en fin. Una gran cantidad de ideas espléndidas pero que, a la hora de ejecutarlas, no son una tarea fácil.
Y el problema es que como las cosas no cambian tan rápido como aseguran esos futurólogos del marketing, que se hacen ricos vendiendo recetas y humo, los esfuerzos se abandonan esperando el milagro del Baloto: ¡Si me lo ganara haría tanto por la humanidad! ¡Qué va!
Hace tres años mi padre murió. Un infarto fulminante nos lo arrancó de las manos sin que nadie pudiera hacer nada. Fue un impacto muy fuerte para la familia. Al lado del ataúd de mi padre, traté de cerrar algunos ciclos de vida.
Me ayudó mucho escuchar el poema del maestro Facundo Cabral: no estás deprimido, sino distraído. Hoy creo que no hay nada más cierto.
Al lado de mi gélido padre, me prometí a mí mismo llevar una vida más saludable que la que él tuvo. Necesitaba empezar a hacer deporte, comer mejor, jugar más con mis hijos, quejarme menos de la vida, reírme tanto como fuera posible.
Les digo que empezar no fue fácil. Necesité realizar muchos actos con determinación para salir. La disciplina es indispensable. Escriba en un papel cuáles son sus metas y cómo se imagina ese proyecto o meta que quiere realizar y libere la fe con sus palabras. Recuerde que las palabras tienen poder. Y manos a la obra. No basta solo el enunciado. Tiene que empezar ya. Sin dilación y seguro lo logra.
A continuación, les comparto cómo logre algunos resultados:
Adicionalmente, si está muy nervioso hágase un favor y a su familia: no vea noticias. Ni redes sociales. Duérmase temprano. Madrugue. Báñese de una y al final con agua fría. Vístase como más se sienta bien. Lea algo que lo motive en la mañana. Mire su lista de cosas por hacer y cúmplala.
Para terminar, recuerde que solo se puede vivir un día a la vez. Disfrute del proceso de cambio. Está en sus manos. Nadie puede decirle cuando va llegar su momento. Porque su momento es ahora. No hay otro.
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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.
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