“Operativo sorpresa en Kennedy: toneladas de basura, alimentos decomisados y promesas de inclusión”
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Visitar sitioOperativos en Kennedy dejan 30 toneladas de residuos y 908 kg de alimentos desnaturalizados; ¿qué revela esto sobre el control del espacio público en Bogotá?
La reciente jornada de control y recuperación del espacio público en la localidad de Kennedy, Bogotá, pone de manifiesto el esfuerzo conjunto de distintas entidades distritales para devolver el orden y mejorar las condiciones ambientales en zonas identificadas como críticas por la Alcaldía Local y otras instituciones. El operativo, que se extendió durante cuatro horas y abarcó áreas sensibles como la Avenida Agoberto Mejía, el monumento de Banderas y las inmediaciones de Corabastos, reunió a la Secretaría de Seguridad, la Secretaría de Gobierno, la Secretaría de Salud, la Policía Nacional, Migración Colombia, DADEP (Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público), Ciudad Limpia y la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP). Entre los resultados más destacados se encuentra la desnaturalización de 908 kilogramos de alimentos en mal estado, el retiro de 20 cambuches, la recolección de cerca de 30 toneladas de residuos, la atención de dos habitantes de calle y la verificación migratoria para cuatro extranjeros, según reportes oficiales difundidos por la Alcaldía Local de Kennedy y la Secretaría Distrital de Salud.
Estas acciones no se realizan de forma aislada, sino que responden a decisiones judiciales, en particular la acción popular 2009-257 sobre el barrio María Paz, que ordena la recuperación del espacio público ante el deterioro causado por invasiones y usos indebidos. Bajo este marco, desde la administración local se han impulsado operativos conocidos como "megatomas", en los que el trabajo interinstitucional busca no solo desalojar ocupaciones irregulares, sino también mejorar la seguridad y salubridad del entorno, según información oficial y recuentos de El Espectador.
El contexto de esta intervención se comprende mejor al considerar que Bogotá enfrenta problemas estructurales asociados a la informalidad urbana y la disposición inadecuada de residuos sólidos. Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y reportes de Ciudad Limpia, la capital colombiana produce unas 5.600 toneladas de residuos no aprovechables por día. Esto obliga a desarrollar acciones constantes para el manejo de residuos y la conservación del espacio público, esfuerzos que resultan fundamentales para garantizar la higiene y la calidad de vida en la ciudad.
El impacto de estos operativos trasciende la dimensión estética u operativa y se conecta con estrategias de prevención de conflictos y delitos, en particular en zonas de alta vulnerabilidad social. Informes de El Espectador subrayan que la presencia policial preventiva durante eventos masivos logra reducir episodios como riñas y homicidios, aunque evidencian que el control del espacio público continúa siendo un reto complejo.
Es importante reconocer la tensión permanente entre la acción estatal y la realidad de quienes ocupan el espacio público, como habitantes en situación de calle o migrantes. De acuerdo con Migración Colombia y expertos en políticas urbanas consultados por la Fundación Gabo, el éxito de estos operativos requiere un acompañamiento social que vaya más allá del desalojo, incluyendo programas de inclusión, atención en salud mental y generación de alternativas económicas para quienes no encuentran integración satisfactoria en la ciudad.
Además, los procedimientos sanitarios implementados, como la desnaturalización de alimentos, representan una barrera crucial contra los riesgos de salud pública y contribuyen a limitar el comercio ilegal de productos perecederos. Según la Secretaría de Salud de Bogotá, esta acción sigue protocolos de bioseguridad que protegen a la ciudadanía y refuerzan la vigilancia sobre la economía informal.
En conclusión, los operativos de recuperación del espacio público en Kennedy ilustran la encrucijada entre la necesidad de mantener el orden, mejorar la salubridad y avanzar en la inclusión social. Para que tengan efectos sostenibles, deben acompañarse de políticas integrales que reconozcan la complejidad social y fomenten soluciones estructurales más allá de la acción puntual.
¿Qué significa la desnaturalización de alimentos y por qué se aplica en estos operativos? La desnaturalización de alimentos consiste en asegurar que productos que no cumplen las condiciones sanitarias necesarias para su consumo humano sean inutilizados de manera tal que no puedan ser vendidos ni consumidos posteriormente. En el contexto de los operativos en Bogotá, la Secretaría de Salud emplea este procedimiento como medida preventiva para reducir el riesgo de intoxicaciones masivas, enfermedades transmitidas por alimentos y otras afectaciones a la salud pública. Es particularmente relevante en zonas donde opera el comercio informal y donde la cadena de frío o las prácticas adecuadas de manipulación de alimentos no siempre están garantizadas.
Esta labor se realiza siguiendo protocolos de bioseguridad, y sus resultados buscan limitar la circulación de productos potencialmente peligrosos, evitando que la población más vulnerable, como habitantes de calle o compradores de plazas informales, quede expuesta a riesgos sanitarios graves. A su vez, la desnaturalización sirve como medida de control indirecto sobre las actividades económicas formales e informales, contribuyendo al orden y la salubridad del entorno.
¿Por qué es importante el acompañamiento social en los desalojos de espacio público? El acompañamiento social es fundamental en los operativos de recuperación del espacio público para evitar que intervenciones estatales se traduzcan únicamente en desplazamientos y mayor vulnerabilidad de ciertos grupos. De acuerdo con la Fundación Gabo, la exclusión económica y social es uno de los factores que explica la presencia persistente de habitantes en condición de calle y migrantes informales en zonas recuperadas. Sin apoyo institucional y acceso a servicios básicos, estos ciudadanos suelen regresar a la informalidad o permanecer en condiciones de riesgo.
Un enfoque de acompañamiento integral contempla la oferta de albergues temporales, oportunidades de capacitación laboral, atención en salud –incluyendo salud mental– y acceso a recursos de integración comunitaria. Así, la intervención estatal no se limita a limpiar o desalojar espacios físicos, sino que aspira a transformar de fondo las causas de la marginalidad y el uso indebido del espacio público, contribuyendo a una ciudad más justa y equitativa.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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