Economía
Buena noticia para bolsillo de los colombianos no convenció a Petro, quien lanzó crítica
Tú navegador no es compatible para reproducir este audio
El presidente dice con frecuencia que no busca quedarse en la Casa de Nariño, pero el tema podría ser abordado en una constituyente, por iniciativa de terceros.
La idea de modificar la Constitución del 91 viene sufriendo una acelerada metamorfosis en los discursos del presidente Gustavo Petro que confunde a los colombianos, pero que, en todo caso, persigue objetivos bien claros. Como si se tratara de las dos caras de la misma moneda, en una de ellas el mandatario muestra algunas de sus metas cuando las expone en diferentes intervenciones o en sus redes sociales, pero en la otra cara hay más propósitos que no muestra.
(Le interesa: Fuente (Negri) de donde se nutre Gustavo Petro para impulsar su “proceso constituyente”)
Todo comenzó, aparentemente, en marzo pasado, cuando, en un encendido discurso en Cali, el jefe de Estado sorprendió al país al notificar abiertamente que no cumpliría una de sus promesas de campaña: no tocar la Constitución del 91. “Si esta posibilidad de un gobierno electo popularmente, en medio de este Estado y bajo la Constitución de Colombia, no puede aplicar la Constitución porque lo rodean para no aplicarla, entonces Colombia tiene que ir a una asamblea nacional constituyente”, dijo.
Pese a que ha hecho esfuerzos por desactivar las alarmas que encendió —después dijo que se trataba de un “proceso constituyente”, luego invocó el “poder constituyente” y ahora está hablando de “referendo constituyente”— ha despertado más zozobra porque no menciona a la ciudadanía, que efectivamente es el constituyente primario convocado mediante una ley que debe discutir el Congreso, sino de agitar al pueblo en las calles, saltándose los mecanismos que ya tiene previstos la Constitución (Artículo 376) para que sea reformada.
Más allá del desorden público que pueda provocar (para muchos, lo que está haciendo es incitar a una guerra civil), también hay otra preocupación relacionada con la posibilidad de que la asamblea constituyente (“proceso constituyente”, “poder constituyente” o “referendo constituyente”) tenga como finalidad buscar la reelección del presidente. En varios escenarios él ha dicho que cuatro años no son suficientes, pese a que afirma que saldrá de la Casa de Nariño el 7 de agosto de 2026. “El proceso constituyente convocado no es ni para cambiar la Constitución del 91, ni para perpetuarme en el poder”, agregó en Cali.
Pero también dijo que no tocaría la Constitución y ahora trabaja intensamente en eso. Las razones más decantadas las expuso el domingo pasado, presentándolas como en sánduche entre dos galimatías (“El poder constuyente [sic], que no necesariamente es una constituyente, es para llevar a canon constitucional el acuerdo nacional que no se contempló en 1991 y que tiene que ver al menos con estos puntos que hice públicos”, introdujo; “El poder constituyente es permitir que la sociedad se exprese y decida ella misma a través de asamblea constituyente, constitucional o referendo constituyente, etc.”, cerró).
Según el mandatario, esa constituyente (en cualquiera de las denominaciones que le da) decidiría sobre: “1. La concresión [sic] del acuerdo de paz en materia de reforma agraria, transformación territorial y verdad. 2. La adaptación del país a la crisis climática. 3. El nuevo ordenamiento territorial y la priorización de la inversion [sic] pública en el agua potable y el saneamiento ambiental 4. La reforma politica [sic] y de la justicia. 5. Las garantías inmediatas a los derechos universales a la salud, la pensión y la educación pública gratuita. 6. El estatuto del trabajo. [y] 7. El perdón social después de la verdad, la reparación y las garantías de no repetición para obtener una paz duradera”. Nada que ver con la idea de reelección.
Pero como un ítem adicional, un apéndice sin mayor importancia pues ni siquiera le asigna un número en su lista, el mandatario dice que su constituyente abordará además “otros temas que la sociedad sugiera”. Esto —de lo cual no se habla mucho— es crucial porque una vez conformada una asamblea constituyente, ella misma se dicta sus reglas y, lo más importante, establece los temas de los que se va a ocupar. O sea que cobra independencia, incluso del propio presidente, y en ese escenario podría surgir, desde sectores afines al jefe de Estado, la idea de incluir la reelección.
Como quien dice, la figura de la reelección emprendería su camino por interpuesta persona y al mandatario no se le podría achacar que la iniciativa fue suya. Que un presidente anuncie que buscará su reelección cuando la Constitución la contempla no resulta extraño; lo complicado es que notifique que va a modificar la Carta Política con el mismo fin. Nadie lo haría. Eso no es políticamente rentable, por lo que el presidente Petro insiste que su “proceso constituyente” no es para reelegirse.
Ante lo que se podría venir, el mismo domingo que el presidente Petro expuso los temas sobre los que se ocuparía su constituyente (menos la reelección, claro), Juan Lozano escribió una columna en El Tiempo con el título ‘La reelección del petrismo’, y advirtió: “Ya Petro, para su candidato, quien quiera que sea, incluyéndose a sí mismo, tiene un cupo fijo en la segunda vuelta del 2026. Es obvio. Sacó 11 millones de votos en 2022, tiene el poder, los subsidios, la burocracia y la plata […]. O se articula desde ya un frente patriótico amplio, esperanzador, vigoroso, futurista y popular para enfrentar y derrotar al petrismo […] o después será muy tarde. Lección aprendida”.
“Por eso Petro está tocando base con los sectores populares y está tratando de mantener la sintonía con quienes lo han apoyado siempre y votaron gratis por él seducidos por su discurso radical antiélites, antioligarquía, casi anarquista e incendiario. Ese es petrismo auténtico”, agregó Lozano. “[…] Vamos para la segunda parte de esta película, con la diferencia de que ahora la campaña petrista la liderarán desde la mismísima Casa de Nariño y con las facilidades del Estado”.
De inmediato, el presidente Petro le respondió: “¡Ay, Juan! lo único que han dejado sus amigos es un país sumido en la desigualdad, la exclusión. la violencia y la desesperanza. ¡Que se reelija la esperanza y el cambio!”, escribió en X (negrita fuera del texto), apelando a denominaciones vagas, sin mayores precisiones, de las que se desprende como conclusión que la esperanza y el cambio son el mismo Petro. Son juegos de palabras que constituyen recovecos como los meandros de los ríos en los que se enreda a la opinión pública, pero que, al final, tienen una sola desembocadura.
Buena noticia para bolsillo de los colombianos no convenció a Petro, quien lanzó crítica
Papa Francisco dio bendición a cardenal más joven del cónclave que podría ser su reemplazo
Estados Unidos emociona a miles con una nueva visa: documento solo vale $ 63.000
Empresas en Colombia buscan estos profesionales (urgente), pero está duro conseguirlos
La razón por la que Alejandra Giraldo está afuera de Noticias Caracol: "No estás bien"
Aviso para placas 6, 7, 8, 9 y 0 en Bogotá por lo que les pasará estos días con sus carros
Colombiana fue hallada muerta en Miami y su hija de 3 años dio pista clave del asesino
Conductores que sepan esto podrán evitar inmovilización de vehículos y golpe al bolsillo
Sigue leyendo