Israel-Irán: escenarios y controversias
Tú navegador no es compatible para reproducir este audio
RFI (Radio France Internationale) - radio francesa de actualidad, difundida a escala mundial en francés y en 15 idiomas más*, mediante 156 repetidores de FM en ondas medias y cortas en una treintena de satélites a destino de los cinco continentes, en Internet y en aplicaciones conectadas, que cuenta con más de 2.000 radios asociadas que emiten sus programas. (*Francés, Inglés, Camboyano, Chino, Chino tradicional, Español, Hausa, Mandinga, Fulfulde, Kiswahili, Persa, Portugués, Brasileño, Rumano, Ruso, Vietnamita )
Visitar sitioAnálisis para RFI de Mariano Aguirre Ernst, investigador asociado de los centros de cuestiones internacionales CIDOB (Barcelona) y Chatham House (Londres), sobre los complejos escenarios en Oriente Medio que se abren a raíz de la guerra entre Israel e Irán.
Análisis para RFI de Mariano Aguirre Ernst, investigador asociado de los centros de cuestiones internacionales CIDOB (Barcelona) y Chatham House (Londres), sobre los complejos escenarios en Oriente Medio que se abren a raíz de la guerra entre Israel e Irán.
A partir del ataque del grupo Hamas a Israel el 7 de octubre de 2023 el primer ministro Benjamin Netanyahu indicó su intención de cambiar el mapa político de Oriente Medio, tanto mediante acuerdos con “estados árabes moderados” como acabando con sus enemigos en la región.
La ofensiva lanzada contra Irán forma parte de este plan. En dos años Israel ha decapitado a las cúpulas de Hamas en Gaza, y de la organización político-militar Hezbolá en el Líbano. Ha debilitado a Irán, asesinando a altos jefes militares y científicos de su programa nuclear, destruido parte de la infraestructura militar de Siria, e impactado sobre las milicias Hutis en Yemen. Así ha deteriorado la red de aliados de Irán. Esto le permite lanzar la guerra contra el gobierno liderado por el ayatolá Alí Jamenei con los objetivos de acabar con el programa nuclear, derrocar al régimen que gobierna desde la revolución islámica de 1979, y avanzar para convertirse en la gran potencia de Oriente Medio.
Larga relación conflictiva
Desde 1979 Irán ha sido el enemigo estratégico de Israel y Estados Unidos en Oriente Medio. El gobierno del entonces Ayatolá Joemini acusó a Washington de haber interferido en las políticas del país desde 1950 para controlar la producción de petróleo, evitar su nacionalización, y apoyar a la monarquía autoritaria del Sha de Irán (1941-1979). El gobierno revolucionario mantuvo secuestrados en Teherán desde noviembre de 1979 hasta enero de 1981 a 66 diplomáticos de la embajada estadounidense. Las relaciones entre los dos países se cortaron, y la alianza anti iraní entre Estados Unidos e Israel se consolidó. En círculos políticos de EE. UU. el secuestro de los diplomáticos es considerada una afrenta no solucionada.
Teherán, Washington e Israel han operado durante décadas en Siria, Líbano, Palestina e Irak apoyando o combatiendo gobiernos y grupos armados. El régimen teocrático chiita de Teherán compite por la hegemonía regional con las monarquías árabes suníes de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), que han estrechado las relaciones con Israel.
El presidente Barack Obama impulsó una negociación sobre el programa nuclear iraní para evitar que fabricase armas de ese tipo. El Joint Comprehensive Plan of Action (JCPOA) fue firmado en julio de 2015 entre Irán, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas —China, Francia, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos— y Alemania, más la Unión Europea. El programa nuclear civil quedó bajo control internacional a cambio del levantamiento de sanciones de Washington y Europa a Irán. El acuerdo funcionó, pero en 2018 el presidente Trump lo denunció, retiró a Estados Unidos del mismo, e impuso nuevas sanciones a Irán. Desde entonces el gobierno iraní aceleró el programa nuclear y las negociaciones entre Teherán y la Administración de Joe Biden no prosperaron.
La polémica sobre las armas nucleares
Israel acusa a Irán desde hace décadas de estar a pocos meses de contar con armas nucleares. Irán siempre lo ha negado. Hace pocos días el director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), Rafael Grossi, indicó que Irán ha enriquecido uranio en niveles asociados con la producción de armamento que van en contra el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Pero indicó: “No tenemos ninguna prueba de un esfuerzo sistemático (por parte de Irán) de avanzar en la dirección de tener armas nucleares”.
Israel alega que el ataque contra Irán es preventivo basándose en el principio de autodefensa porque estaría a punto de contar con esas armas en el laboratorio de Fordow, cerca de la ciudad de Qom, construido bajo tierra. Pero para que la autodefensa resulte legítima frente a una amenaza de daño inminente e ilegítima se precisa que la respuesta sea razonable y proporcionada. Con el fin de darle cobertura a su ofensiva, Netanyahu declaró que Israel está librando una batalla contra Irán para defender a su país, a Europa, a Estados Unidos y al mundo. Sin tener en cuenta estas condiciones, varios gobiernos europeos han aceptado y apoyan la justificación de la supuesta autodefensa.
Choques dentro de MAGA
Desde su primera presidencia Trump ha estado en contra de que Estados Unidos se implique en “guerras lejanas”, especialmente en Oriente Medio. Parte de su base electoral la forman comunidades pobres que han visto a sus jóvenes ir a esas guerras, morir o regresar traumatizados. Además, una serie de académicos y “opinadores” que apoyan a Trump pertenecen a dos corrientes contra las intervenciones militares. La aislacionista (que viene desde la fundación del Estado) propone no implicarse en guerras ni formar parte de acuerdos y alianzas internacionales. La otra, encarnada por el subsecretario de Defensa Elbridge Colby, quiere que Estados Unidos centre los esfuerzos militares en la competencia y eventual confrontación militar con China.
Estas escuelas chocan con los compromisos políticos y militares que Estados Unidos tiene con Israel, y especialmente las poderosas relaciones económicas y financieras del Presidente, sus hijos y su cuñado Jared Kushner con ese país, con Arabia Saudita y con otras monarquías del Golfo Pérsico. Así mismo, una parte de los donantes de Trump son ricos judíos estadounidenses. Algunos de ellos ocupan cargos en su administración. Este grupo es, en general, consistente en su apoyo a que Estados Unidos entre en la guerra directa contra Irán, o que transfiera a Israel las armas que tiene Washington capaces de penetrar montañas y llegar al subsuelo.
Trump se encuentra con que personalidades como Stephen Bannon, destacado ideólogo del nacionalismo antiglobalización y anti élites de MAGA, y ex asesor en su primera presidencia, alerta que atacar Irán sería repetir el error cometido en Irak: destruir un régimen y no tener una alternativa. Su argumento es compartido por expertos en Oriente Medio: a la caída de Sadam Hussein le siguió la desintegración de Irak, la formación de milicias lideradas por ex mandos del disuelto ejército iraquí, y de ese caos surgió el Estado Islámico. El presidente francés, Emmanuel Macron, acaba de recordar que la guerra civil que se prolonga hasta hoy después del fin violento del gobierno de Muammar al-Gaddafi en Libia en 2011.
Por su parte, Tulsi Gabbard, directora de la Oficina de Inteligencia Nacional y destacada personalidad en el Trumpismo, afirmó esta semana que la inteligencia estadounidense «sigue evaluando que Irán no está fabricando armas nucleares y que el líder supremo Jamenei no ha autorizado el programa de armas nucleares que suspendió en 2003». Trump la desautorizó indicando que ese país está “muy cerca” de tener esos arsenales.
En marzo pasado, el 48% de los votantes republicanos estaban en favor de ir a la guerra contra Irán, pero una encuesta de esta semana muestra que el 60% de la sociedad estadounidense está en contra. Mientras, la cúpula militar estaría en favor de atacar Irán.
¿Cómo podría responder Irán?
Aunque el líder máximo de Irán ha dicho que Estados Unidos pagará muy caro atacarles directamente, Irán carece de misiles intercontinentales. Podría responder con atentados contra embajadas y personal diplomático en Oriente Medio, impactar sobre alguna de las ocho bases permanentes y los 40.000 efectivos que Washington tiene en Bahréin, Egipto, Irak, Jordania, Kuwait, Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Con los aliados regionales de Irán debilitados, cualquiera de estas acciones no afectaría sustancialmente las políticas de apoyo a Israel y una eventual ofensiva sobre Irán.
Mientras Trump toma dos semanas para resolver qué hace, Alemania, Francia y Gran Bretaña se reúnen a partir de hoy (20 de junio) con Irán en Ginebra para tratar de revivir las negociaciones. Los europeos tratarán de que Irán acepte control internacional de su programa nuclear eliminando lo que pueda servir para fabricar armas, y también los misiles de alcance intermedio. Una demanda muy alta para Irán y una incógnita si será suficiente para Israel.
Las dudas para el gobierno iraní son varias. Primero, no sabe si la iniciativa diplomática europea está coordinada con Washington o si Trump está ganando tiempo para preparar un ataque. Segundo, aunque aceptase la propuesta europea, ¿seguiría la ofensiva el gobierno israelí con el fin de arrasar la infraestructura del país y derrocar al régimen? Tercero, Israel podría jugar la carta de sus armas nucleares: tanto para amenazar o usarlas contra Irán, como para presionar a Estados Unidos. Si Trump no se compromete totalmente, el gobierno de Netanyahu podría argumentar que, en una lucha existencial y civilizatoria, no tendría más remedio que recurrir a ellas.
Temas Relacionados:
Recomendados en Mundo
Te puede interesar
Sigue leyendo