Aunque es un mineral fundamental para el cuerpo humano y el adecuado funcionamiento del organismo, un exceso en el consumo de sal puede ocasionar peligrosas enfermedades que, si no se previenen, o por lo menos no son tratadas a tiempo, pueden poner en riesgo la salud de muchos colombianos.
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Y es que la ingesta de sal en cantidades superiores a las recomendadas no solo puede incrementar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares como infartos o derrames, sino que varios estudios también han demostrado que pueden incrementar la probabilidad de contraer enfermedad renal crónica (ERC) y hasta cáncer de estómago.
Lo más preocupante de la situación es que la gastronomía de Colombia es casi tan abundante como los casos de hipertensión arterial a nivel nacional, una enfermedad directamente relacionada con esta problemática de pasarse con las raciones de sal en la alimentación durante toda la vida.
Para tener una muestra, actualmente la EPS Coosalud atiende a cerca de 250.000 pacientes con esta patología en todo el país, por lo que, desde la entidad, se adelantan programas para detectar oportunamente problemas derivados de este mineral y, cómo no, prevenir sus excesos:
“Si bien es un elemento esencial para el funcionamiento del organismo, el consumo excesivo de la sal está directamente relacionado con el desarrollo de hipertensión arterial, una condición que afecta a millones de personas alrededor del mundo y que se asocia a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares como accidentes cerebrovasculares, infartos de miocardio e insuficiencia cardíaca”, dijo Ana María Guzmán, líder nacional de la cohorte Cardiovascular de Coosalud EPS.
¿Cuánto es el máximo de sal que se debe consumir para cuidar la salud?
Acorde con datos de la Organización Mundial de la Salud, las personas adultas no deben consumir más de 5 gramos de sal por día, lo que equivale, aproximadamente, al contenido de una cuchara pequeña.
Para el caso de los niños, afirma la misma organización, su consumo debe ser inferior a la cantidad requerida por los adultos y se debe acomodar de acuerdo con el gasto energético del menor.
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