En el 2008 un desconocido jugador venezolano de apenas 21 años desembarcó en la ciudad de Bogotá, buscando por fin un salto en su carrera futbolística. Había jugado en Banfield (solo 4 partidos), en el Deportivo Táchira y en las divisiones menores de su país.

En Santa Fe fue recibido con incertidumbre ya que en esa época, y con la desesperación de ganar un título, un extranjero desconocido era algo que no daba muy buena espina.

Debutó contra Atlético Nacional en el Atanasio Girardot y la semana siguiente fue cuando su idilio con el equipo cardenal comenzó. El primer partido ante su gente era un gran clásico ante el América de Cali y Seijas, con un estadio repleto, marcó su primer gol.

Y no fue solo un gol, fue un golazo. La defensa escarlata rechazo un balón al borde del área y de sobre pique, el pequeño venezolano la colgó del ángulo derecho. Los rojos de Bogotá ganaron ese partido dos a uno y todos los hinchas quedaron con la certeza de que Luis Manuel era un jugador diferente.

En su primera etapa pasó por momento de gloria y de sufrimiento. Conquistó el primer título, la Copa Colombia del 2009, en 34 años de la institución y disfrutó de el privilegio de marcarle un gol al Real Madrid. Tuvo que vivir la época donde el equipo se quedo sin patrocinio y fue en ese momento, como lo hacen los grandes ídolos que Luis Manuel se hizo notar.

Ante la pregunta de qué se sentía tener una camiseta sin auspiciante, Seijas dijo las siguientes palabras que se quedaron en la memoria de todos los hinchas: “No importa, lo importante es que este esto (señalando el escudo), ya después el que quiera estar estará, dentro de la cancha eso importa muy poco”.

Era evidente que un jugador de su calidad, talento y sacrificio iba a dar el brinco a Europa y en el 2011 luego de 104 partidos con Santa Fe, el Standard Lieja de Bélgica fue el equipo elegido por el venezolano. Seijas se fue como un gran jugador y con la promesa de que iba a volver y darle un título de Liga al equipo.

Tres años después y con el agridulce sabor de no poder participar en la séptima estrella, Luis Manuel volvió a Santa Fe con el nuevo objetivo de levantar la octava y el sueño de un torneo internacional. Con Omar Pérez como ídolo máximo y un equipo ya establecido, a Seijas no le quedó más remedio que esperar en el banco su oportunidad.

Como hacen los ídolos puso a la institución por delante y soportó la suplencia sin ninguna queja y poniendo el alma cada vez que entraba, sin importar la cantidad de minutos jugados.

Su oportunidad que tan pacientemente esperó le llegó. En el estadio que debutó y en el minuto 80 de partido, Seijas empujó a gol un rebote luego de un penalti fallido por Camilo Vargas. Fue el gol de su vida. Fue el gol que le dio a Santa Fe la oportunidad de disputar la final ante Medellín y proclamarse campeón por octava vez en su historia.

Por fin pudo cumplir su sueño y celebrar un título con el equipo de sus amores, casi 6 años después de haber debutado. Ese fue el momento en el cual Seijas dio un gran paso para convertirse en un verdadero ídolo de Santa Fe, porque entre muchas cosas que hacen a un ídolo, la primordial son los títulos.

El año siguiente fue el año que el “chamo” dejó su marca en la institución. Cambio la historia del equipo, le dio prestigio y el triunfo más glorioso. Hizo la que hace un ídolo de verdad. La copa Sudamericana fue el trago más dulce para la historia cardenal y el gran artífice detrás de esto fue Luis Manuel Seijas.

No hizo veinte goles o dio cincuenta asistencias, pero su entrega, su pasión, y su amor por la camiseta lo convirtió en el jugador más valioso del torneo.

En el actual semestre donde Santa Fe ha experimentado más problemas (la salida del técnico, la eliminación de la Libertadores y la crisis de juego) que alegrías, el venezolano es de los pocos que ha sacado la cara por el equipo y es la principal razón por la cual el elenco cardenal se clasificó a los playoffs de la Liga. Otra vez en los malos momentos Seijas dio la cara.

Con un sentido homenaje la hinchada cardenal le demostró a Seijas lo importante que es para su historia, y con un tatuaje de un león Luis Manuel le demostró a Santa Fe lo importante que es para su vida.

Y así se fue el ídolo Luis Manuel. Disputará la Copa América Centenario con su país y luego se unirá al Internacional de Porto Alegre. En Colombia extrañaremos a este jugador que forjo su leyenda como ídolo en los tiempos difíciles y la incrementó en las buenas épocas.

Los ídolos se ven cuando un equipo va mal: cuando las cosas van bien, hasta el más cagón la rompe”

Roberto Perfumo.

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