Llenar el vacío dejado por Juan Carlos Osorio parecía algo difícil. El técnico risaraldense ganó 6 trofeos con el club durante los tres años que estuvo en el banquillo. Jugar contra esa escuadra era complicado para los demás.

Osorio siempre fue criticado. Sus rotaciones no tenían sentido para gran parte de los hinchas, pero los resultados lo respaldaban, y las copas en la vitrina lo ratificaban al frente.

Se fue como el técnico más ganador en la historia del club, pero el título internacional le quedó faltando luego de perder la Copa Suramericana contra River Plate en 2014.

Sustituirlo iba a ser difícil, pero apareció Reinaldo Rueda. Rueda tomó un grupo que ya venía con un objetivo claro: ganarse un campeonato continental. Y está andando por buen camino, solo falta un paso más.

No soy fanático de Atlético Nacional, pero sé por qué es el equipo más odiado del país: porque hace las cosas bien. Por eso merece un reconocimiento. Pero no un título de Liga colombiana, que pareciera que pudiesen comprarlo en un supermercado si quisieran, como el Porto de Mourinho en Portugal, según declaraciones de Sir Alex Ferguson en 2004.

Merecen ganar la Copa Libertadores. Así se apaciguarían un poco esos odios que genera por haber sido el “equipo que se ganó la Libertadores con ayuda de Pablo Escobar” o “el que se ganaba el torneo colombiano porque el patrocinador del campeonato era el dueño de ellos”.

Nacional es mucho más que eso. Yo le pregunto a usted, ¿si a su equipo lo comprara una empresa dispuesta a apostarle a un proyecto deportivo, usted se molestaría? Seguro que no. El club antioqueño contó con la suerte y por eso genera celos. Todos quisieran eso, pero pocas compañías están dispuestas a tomar ese riesgo que hoy da ganancias, con las jugosas ventas de jugadores a diferentes clubes a nivel mundial.

Por eso, el equipo que dirige Reinaldo Rueda es la mejor cara del fútbol colombiano que se puede mostrar al continente, y al mundo. Como la buena imagen que ha dejado Santa Fe en los últimos años, otro equipo que desde hace un tiempo ha mejorado sus manejos y ha sido recompensado con títulos.

Atlético Nacional representa el querer ser de todos los equipos colombianos (en términos administrativos y futbolísticos), y no debe ser odiado por eso. La rivalidad en el deporte siempre estará presente, pero hacerle barra a un equipo ecuatoriano (que enfrenta a uno de mi país) porque no es mi club el que está jugando la final de la Libertadores me parece algo lamentable.

No voy a volverme hincha de Nacional por querer que gane el título frente a Independiente del Valle, pero reconocer que son mejores también es de grandes fanáticos y la profesión de periodista me ha enseñado algo de imparcialidad.

Solo espero que si el equipo de Reinaldo Rueda levanta la copa lo haga con fútbol. Si es por algún fallo arbitral volverán a aparecer los que odian para manchar una proeza del balompié colombiano con frases como “solo pueden con ayuda” o “primero los ayudó Pablo Escobar y ahora el árbitro”. Y otras barbaridades más.

Ojalá levanten la copa y ya no habrá argumentos para decir que no son tan grandes en Colombia, porque les pueden quitar la “Libertadores de Escobar” y tendrán otra. Quítenles la principal tesis a quienes los odian, aunque sé que eso poco les importa. Ganen para que el fútbol colombiano esté en la mira del mundo como alguna vez lo estuvo con un equipo que lo merece. Solo eso.

LO ÚLTIMO