Yo tenía 20 años y él 55; eran más de 30 años de diferencia, pero eso no fue problema”, afirmó la mujer en un extenso relato para el diario El Espectador.

En un punto de los llanos del Yarí, en donde más de 200 delegados de las Farc aprobaron los acuerdos de paz y decidieron su desmovilización, Ramírez recuerda a Manuel Marulanda Vélez como un hombre con pinta de ganadero, calmado y tierno en la intimidad.

Lo han estereotipado como malo, al que niegan la posibilidad de tener expresiones humanas. Los conductores de la guerra han tenido su corazoncito”, afirmó al diario la mujer que empezó su vida guerrillera como guardia del secretariado.

Se cree que Marulanda tuvo 13 hijos con 3 mujeres, pero solo 3 de ellos decidieron acompañarlo en la militancia guerrillera e hicieron parte del anillo de seguridad más cercano, contó Ramírez.

Estuvieron con él hasta sus últimos días; fueron sus escoltas. Después de que falleció, ellos fueron un apoyo especial”, agregó la mujer que además dijo que “como esposo fue muy comprensivo y cariñoso”.

A ‘Tirofijo’ la propaganda estatal la mató muchas veces: “nos daba risa lo que inventaban” desde enfermedades mortales hasta heridas de bala, pero la verdad es que su vida nunca estuvo en peligro por culpa de los bombardeos del Ejército.

Siempre fue muy cauteloso; no le dio papaya al enemigo; era precavido, atento. Por eso el enemigo nunca pudo matarlo”, resaltó Sandra Ramírez.

La muerte de ‘Tirofijo’ ocurrió un día al cerrar la tarde. “Había recibido novedades del día y adelantado tareas del día siguiente. Estábamos los dos solos, listos para descansar; eran las 6:30 de la tarde. Íbamos a ver las noticias y de pronto me dijo: ‘Me falta el aire’. Y se desplomó. Murió en mis brazos, tal como lo dijo en el comunicado Timochenko”, relató al periódico.

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